España afronta el último partido de la fase de grupos con los deberes hechos, asegurado el primer puesto de grupo tras derrotar a Rusia y Suecia, convertido el duelo ante Grecia, ya eliminada, en un mero trámite en el inmaculado camino de «la roja» hacia los esperados cuartos de final.

Se acerca la fecha señalada. Por el horizonte asoman los manidos cuartos de final, la barrera psicológica, los fantasmas de un pasado reciente. Antes, Grecia. Un trámite por cumplir que Luis Aragonés aprovechará para dar minutos a sus jugadores menos habituales, repitiendo una apuesta que ya probó en el último Mundial, ante Arabia Saudí (1-0), no con muy buen resultado en el que ningún suplente se reivindicó.

Para este partido quedan dudas, como el concurso o no de Santi Cazorla, que puede acabar por mantener la duda de quien jugará en el partido «bueno», en cuartos de final: si el del Vil1larreal o el cuestionado Iniesta.

La tranquilidad es tal, que incluso se desea que Aragonés tenga un detalle con el único jugador de la selección que no ha debutado: Andrés Palop. Si no juega este partido, es posible que acabe su carrera deportiva sin vestir la camiseta se la selección y es una persona muy apreciada en el grupo.

Grecia afronta el partido como el final de un ciclo, el del campeón de Europa, representado en el veterano portero Nikopolidis, que disputará su último partido con la selección helena.