La tumultuosa caída de Lieja que afectó a medio pelotón convirtió la primera jornada de descanso de la Vuelta en una enfermería con sucursales en diferentes hoteles de Tarragona, donde los heridos trataron de aplicarse el remedio que les permita seguir en carrera, aunque algunos ya deberán ver la carrera por la tele.

La caída, que no afectó a los grandes favoritos, no tuvo reflejo en la clasificación, ya que los jueces no picaron tiempo al producirse el accidente a menos de 3 kilómetros de meta, pero sí se plasmó en forma de fracturas y heridas en un buen numero de tibias, peronés, manos y caderas.

De ahí que el día después del accidente resultara más laborioso para los médicos que para los propios ciclistas. Los facultativos emplearon kilómetros de vendas y gasas y litros de mercromina.

Muchos corredores guardaron el debido reposo y dejaron de lado la bicicleta de carretera en favor del rodillo.

Los favoritos tuvieron la suerte de los campeones y no resultaron especialmente dañados. Alejandro Valverde (Caisse D'Epargne) besó el asfalto sin consecuencias, y Samuel Sánchez (Euskaltel) se salvó de la quema. Junto a ellos evitaron el desastre el italiano Ivan Basso y el luxemburgués Andy Schleck, entre otros. El kazako Alexander Vinokurov acabó magullado con efectos de "chapa y pintura", sin embargo el Astana perderá al estadounidense Chris Horner, que se fracturó la muñeca.

La preocupación se instaló en el Xacobeo Galicia. Su líder, Ezequiel Mosquera, quinto en la pasada edición, amaneció con una considerable inflamación de un tobillo y no salió a entrenarse con el resto de la formación. El jueves partirá camino de Vinaroz con la esperanza de aguantar el dolor. De lo contrario, dejará la carrera, lo que sería un desastre para el equipo de Alvaro Pino, que tiene a Veloso y Domínguez con heridas de consideración.

Mientras curan las heridas, el pelotón de la Vuelta volvió a España en vuelo directo desde Lieja hasta Reus. Los corredores destacaron la experiencia de haber vivido un ambiente apasionado por el ciclismo, con una respuesta del público "que solo se puede ver en el Tour de Francia", como dijeron Samuel Sánchez y Alejandro Valverde.

Los favoritos coinciden en que la Vuelta "empieza ahora" con el horizonte plasmado en la contrarreloj de Valencia y las etapas con final en alto de Aitana y Xorret de Catí. Será la trilogía de jornadas que empezarán a seleccionar a los hombres fuertes de la carrera, los que se terminarán de jugar el podio final en la montaña de Andalucía con los altos de Sierra Nevada, Velefique y La Pandera.

Valverde espera "optimista e ilusionado" la hora de la verdad, tranquilo ante la presión. Puede ser su Vuelta y lo sabe. Y también conoce el nombre de su rival y enemigo número uno: "será el italiano Ivan Basso, le veo muy fino", asegura.

El campeón olímpico, Samuel Sánchez, se sacude unas cuantas capas de responsabilidad: "No me veo para ganar, aunque sería capaz. Es algo que no vale con decirlo, hay que hacerlo", señaló el asturiano, en la general a 24 segundos de Valverde.

Ivan Basso, por su parte, vive al margen del ruido. De momento "ahí sigue", al lado de Valverde y Cadel Evans, a 18 segundos del líder, el suizo campeón olímpico contrarreloj Fabian Cancellara.

El golpe en el tobillo puede impedir al gallego Ezequiel Mosquera tratar de mejorar el quinto puesto de la pasada edición. De Vinokurov no existen datos de garantía y es una incógnita. De momento mantiene el tipo, pero le espera, como a los demás, la reválida valenciana.

Los hermanos Andy y Frank Schleck siguen en las quinielas. Los líderes del Saxo Bank, que cuentan con un equipo potente, han mostrado sus intenciones de emplear la Vuelta para preparar el Mundial de Mendrisio. Andy, segundo en el Tour y en la general a 50 segundos de Valverde y Basso, incluso ha ejercido labores de aguador, papel muy lejano al que le debe corresponder a un líder.

Aún así, Eusebio Unzue, director del Caisse D'Epargne, y Samuel Sánchez no borran a los luxemburgueses del grupo de candidatos.

La Vuelta se reanuda con la disputa de la quinta etapa entre Tarragona y Vinarós, con un recorrido de 174 kilómetros. La carrera vuelve al verano español. Se espera calor, y menos ambiente. Todo no se puede tener.