´Nandrolona´. Es, desgraciadamente para Dixon y para el Unicaja, la palabra más utilizada por los aficionados cajistas desde la tarde-noche del viernes. Justo cuando la entidad de Los Guindos anunció que su jugador americano quedaba apartado de la disciplina cajista tras ser sancionado por la FIBA. La culpa, un control antidopaje efectuado en Grecia cuando Dixon jugaba en el Aris de Salónica. Dio positivo el 5 de noviembre y ahora llegan las consecuencias.

Pero, ¿qué ha hecho mal Dixon? El jugador americano del Unicaja –ahora está suspendido a la espera del contraanálisis– tomó unas pastillas mientras buscaba un hueco en la NBA sin saber (según él mismo afirma) que tenían nandrolona. Cuando fichó por el Aris todavía quedaban restos es su organismo de aquella ingesta y un control recién llegado a Grecia lo detectó en su orina.

¿Qué es la nandrolona? Se puede definir como un esteroide anabolizante androgénico. Se trata de una sustancia artificial producida sintéticamente por la industria farmacéutica, que favorece la síntesis de proteína y el desarrollo muscular. Este producto tiene varios usos médicos. Actúa sobre el metabolismo del calcio, aumentando la masa ósea, por eso se emplea para combatir la osteoporosis en determinados pacientes. También está indicada en ciertos casos de desnutrición o tras algunos tratamientos de quimioterapia en cáncer de mama.

Efectos. En los deportistas la nandrolona incrementa la fuerza, la velocidad, la agresividad y la potencia. Además, favorece la capacidad de recuperación.

Ventajas. El baloncestista, como cualquier deportista que desempeña una actividad que implica potencia y resistencia, puede obtener ventajas importantes. Su masa muscular aumenta, lo que le permite conseguir mayor fuerza y potencia y también se ve incrementada su capacidad para realizar entrenamientos fuertes y jugar partidos de forma continuada.

Riesgos de su consumo. La toma continuada o abuso de la nandrolona puede producir un descenso de la libido (apetencia sexual), aumenta el riesgo de esterilidad y de enfermedades del hígado, como la hepatitis química o incluso el cáncer hepático. El principal problema es el daño sobre el hígado, pero también puede repercutir negativamente en el sistema cardiovascular, al elevar el colesterol malo (LDL) y alterar otros lípidos, con el consecuente riesgo de infarto de miocardio e ictus (accidente cerebrovascular o infarto cerebral). Tiene efectos secundarios serios en los casos de diabetes, hipertensión, epilepsia y enfermedades del riñón. En ancianos, puede producir aumento de la próstata y en las mujeres aumenta la masculinización.

Cómo se consume. La nandrolona se puede inyectar, pero la vía más común es mediante el consumo de preparados dietéticos para deportistas. Algunos de estos preparados dietéticos incluyen sustancias precursoras de nandrolona. Estas sustancias deben estar especificadas en la etiqueta del producto y además indicar que se trata de una sustancia prohibida por el Comité Olímpico Internacional (COI). En los preparados clandestinos o ilegales puede ser que no se incluya esta advertencia, lo que constituye un acto fraudulento.

Cómo se detecta. La nandrolona es un anabolizante prohibido en el deporte desde los años 80. Aunque la vía de administración habitual de esta sustancia es la intravenosa, la aparición de lo que se denomina precursores de la nandrolona por vía oral hizo que éstos también fueran incluidos en la lista de sustancias prohibidas. Sin embargo, lo que los laboratorios detectan en los análisis no es la presencia de nandrolona o sus precursores, sino los metabolitos (una sustancia que produce el hígado al metabolizar la nandrolona). La detección se hace con un análisis de orina, mediante una preparación de muestra común en todos los laboratorios antidopaje, y también hay una detección muy específica con una de las técnicas más exactas que es la espectometría de masas, que detecta la huella que deja esa sustancia cuando se elimina.

Pruebas antidopaje. Se considera dopaje cuando la cantidad de metabolitos en la orina supera los 2 nanogramos/ml en los hombres, y los 5 nanogramos/ml en las mujeres. Los estudios realizados determinan que este límite es seguro y fiable.