Mañana, más de 200 aficionados a la natación partirán de la playa de La Malagueta para rendir homenaje al que fue precursor de la natación federativa en la capital. Los que conocieron a Tomás García Zamudio hablan de él como un «padre», que no sólo agrupó a los mejores nadadores malagueños de la década de los 40, sino también les instruyó técnicamente para esta disciplina acuática.

García Zamudio nació en Álora, hace ahora 91 años. Su fallecimiento en 2008 dejó un vacío importante entre los socios del Real Club Mediterráneo y los amantes de la natación.

Gracias a él, se construyó la piscina cubierta del club y gracias a él, también, Álora puede contar con mejores instalaciones deportivas. Aunque procedía del interior, tomó contacto con los deportes acuáticos cuando llegó al Colegio San Estanislao de El Palo para cursar sus estudios de Bachillerato.

Todo comenzó tras la Guerra Civil, en un pantanal aledaño al Club Mediterráneo. Allí se daban cita Francisco Rosell, Manolo Caro, García Zamudio, el que fuera locutor de radio, Antonio Carmona, Juan Temboury, Alfonso Muñoz y otros tantos jóvenes que no superaban los 30 años de edad. Todos procedían de vidas muy diferentes y compartían la afición por la natación.

Por aquel entonces, el perote se bañaba en el pantanal con un gorro blanco, que fue el objeto de todas las apuestas. El que consiguiera terminar antes una carrera de 100 ó 200 metros se quedaba con el preciado gorro y así pasaban los días sin darse cuenta de que estaban a punto de convertirse en nadadores profesionales.

Al principio todo era un juego de chavales, pero poco a poco Zamudio se fue percatando de las aptitudes de sus compañeros y planteó la posibilidad de formar un equipo oficial. Dice Manuel Caro, el único superviviente junto con Rosell de este grupo, que Zamudio sabía perfectamente lo que hacía. «Él se dedicó a la braza» y a cada uno le encomendaba una especialidad dependiendo de sus capacidades.

Durante el año 1941 se unieron al Equipo Militar de Regimiento donde competían con soldados profesionales. En unas competiciones a escala regional, vencieron al conjunto de nadadores de La Legión y dice Caro, que aquello «fue toda una proeza».

También continuaron con sus entrenamientos en la capital e hicieron todo lo posible por impulsar más competiciones en Málaga. Fruto de este impulso fue el primer Campeonato Provincial que se celebró en la alberca colindante al Sanatorio de San José en abril de 1941.

Labor en el club

Gracias a la fama que empezaron a adquirir en Málaga, los responsables del Real Club Mediterráneo le ofrecieron la posibilidad de adherirse a la entidad. «Algo casi imposible», dice Caro, ya que la cuota de inscripción costaba 15 pesetas y era la mitad del sueldo que cobraban como militares.

En el RC Mediterráneo, García Zamudio conoció a Javier de la Matta, otro de los precursores de la natación en Málaga, y fue en este momento cuando el equipo empezó a tomar forma.

Comenzaron a competir en torneos andaluces -Zamudio siempre en la modalidad de braza- y más tarde, en campeonatos de España por federaciones y de manera individual.

En uno de estos encuentros conoció a su futura esposa, Margot de la Matta, una de las pocas mujeres que competían en natación y hermana de Javier.

Como matrimonio, dedicaron toda su vida al Club Mediterráneo y a fomentar la natación en la ciudad y más allá de las fronteras malagueñas. Desde la década de los 60, García Zamudio empezó a ejercer como delegado del club hasta que en 2004 decidió dejar el cargo por motivos de salud, aunque hasta su fallecimiento -hace ahora tres años- mantuvo el espíritu del joven nadador del pantanal.

Más de 200 nadadores por una causa solidaria

La travesía en homenaje a Tomás García Zamudio que organiza mañana el Real Club Mediterráneo recorrerá 1.200 metros de la Bahía de Málaga. Entre los 200 nadadores que participarán en el encuentro se darán cita los campeones malagueños, María Peláez y Christian Jongeneel. Todos ellos acuden a la cita con un propósito solidario, ya que cada una de las brazadas irán destinadas al proyecto de construcción de viviendas para personas con discapacidad que la Fundación Vicente Ferrer tiene en la ciudad india de Anantapur. Por ello, la inscripción de 5 euros irá íntegramente destinada al proyecto benéfico para personas en situación de marginalidad. Además, el RC Mediterráneo ha habilitado una calle 0 para todos aquellos que quieran contribuir «sin mojarse». Las seis categorías dispuestas para la ocasión irán desde el grupo de nadadores de 14 a 19 años, hasta llegar al último conjunto, formado por nadadores mayores de 60.