Olímpico en los Juegos de Pekín 2008, plusmarquista de Europa en los 200 braza de piscina corta, plusmarquista nacional en 100 y 200 metros braza, subcampeón de Europa en 2010... El currículum de Melquiades Álvarez es realmente impresionante, aunque en 2011 sufrió un inesperado y desgraciado parón. Al sevillano «Melki» (Alcalá de Guadaíra, 1988) se le diagnosticó el síndrome Parsonage-Turner, una enfermedad neurológica de las consideradas «raras» y que le provocaba parálisis en su brazo derecho, desde la mano a zonas de la espalda. Tenía sólo 24 años, se encontraba en el esplendor de su espectacular carrera y de repente se encontró en una situación límite para la que no estaba preparado.

Pero el bracista es un luchador y pudo contra viento y marea. No pudo asistir a los Juegos de Londres en 2012, pero se recuperó y, contra todo pronóstico, consiguió con apenas tres meses de entrenamientos la mínima para el Mundial de Barcelona en 2013. Sin embargo, la Federación fue muy cruel con él y no quiso reclutarle, al hacer la marca fuera del calendario establecido. Esa decisión dejó «tocado» al nadador, que necesitaba marcharse y cambiarlo todo para seguir compitiendo al más alto nivel.

Así que «Melki» hizo las maletas y se marchó a Estados Unidos, para entrenar con el medallista olímpico español Sergio López en Jacksonville (Florida). «Me he pasado en Estados Unidos un año y pico, un tiempo en el que he aprendido muchísimo, tanto de natación como de la vida, y también me ha servido para aprender inglés. La natación allí se vive de forma diferente. Y trabajar con Sergio López ha sido increíble. Me fui por la frustración y el impedimento de seguir nadando en España. Fueron muchas zancadillas y me quise ir», explica el bracista.

«Melki» ha decidido regresar a casa. Acabó su contrato con su club, el Sant Andreu catalán, y rechazó algunas ofertas, para quedarse con en un equipo de su tierra, el Club Natación Mairena. Todo le cuadró para poder volver a casa y contactar con Xavi Casademont, uno de sus primeros entrenadores y director técnico de la Federación Andaluz de Natación, y responsable del Centro de Tecnificación de Málaga. Así que el nadador hizo las maletas, se instaló en el apartamento que sus padres tienen en Calahonda, se matriculó en la Universidad de Málaga y desde octubre da brazadas en el Centro Acuático Inacua, bajo la tutela de Casademont.

«Estoy muy contento de poder volver a mi tierra y de poder volver a trabajar con Xavi para preparar los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Sobre todo vine aquí a Málaga por el entrenador. Tengo mucha confianza en él y era la mejor baza para seguir estos dos años. Quiero terminar mi carrera con quien la empecé. Son mis dos últimos años en la natación, acabo mi ciclo en los Juegos de Río y prefiero acabar con quien empecé», relata el bracista.

Los resultados no han tardado en llegar. «Melki» se colgó la medalla de oro en el Nacional de piscina corta de Sabadell de la pasada semana, tanto en los 100 metros braza (1:00.19) como en los 200 braza (2:09.08). «Ahora tenemos en marzo la clasificación para el Mundial de Kazán. El Nacional no era un objetivo relevante, y ahora en marzo tenemos que hacer las mínimas para el Mundial», aclara.

«He comenzado a estudiar INEF en Málaga y la verdad es que ya no tengo todos los huevos en la misma cesta», dice sonriendo, aunque ya algo cansado. La entrevista se produce el viernes por la tarde tras una semana muy dura. El nadador se levanta a diario a las 4.50 horas de la mañana. «Vengo a entrenar hasta las 8 y después me voy a la Universidad. Como y vengo a entrenar por la tarde. Me monto en la moto y cuando llego a casa hago algunas tareas y me acuesto». En su vida ahora no tiene ni tiempo para el amor. «Tras una etapa larga con pareja ahora me toca estar solo», comenta «Melki», un gran campeón que ha elegido Málaga para impulsar y acabar su carrera en Río de Janeiro 2016.