«Me ha llamado «Messi» y no puedo decirle que no». La palista malagueña Beatriz González Fernández vive, desde hace dos meses, un sueño al que ha llegado, exclusivamente, gracias a su trabajo y su esfuerzo diario. La argentina Catalina «Cata» Tenorio, número 6 del ranking del World Padel Tour (WPT), la llamó para que ambas formen pareja en este 2018. Y Bea, que el 23 de noviembre cumplió 16 añitos, se adentra en un mundo cada vez más profesionalizado, lleno de rutilantes estrellas con las que va a tratar de luchar de igual a igual.

A pesar de su corta edad, Bea ya forma parte del mundo del pádel de elite. Fue la más joven en debutar en el World Padel Tour, con sólo 14 años, jugando con la argentina Paula Eyheraguibel. Aún en categoría cadete, este pasado año se proclamó campeona de España júnior. Jugar contra rivales de mayor edad no es nuevo para ella. Y ahora este reto toma un nuevo escenario.

«Estoy realmente emocionada. Hace más de dos meses que me llamó Cata, diciéndome que para este año no tenía pareja porque Marta Marrero volvía con Alejandra Salazar tras su lesión, y me preguntó si queríamos jugar juntas. Es una oportunidad única y era difícil decir que no. Imagina que te llama Messi diciendo que quiere que juegues con él. Fuimos a Madrid, a hablar con ella y para comenzar ya a diseñar toda la temporada. Entrenamos juntas, hablamos y vimos cómo nos vamos a organizar€ Conocí a su entrenador, Manu Martín, que nos va a acompañar a los torneos y en los partidos. Yo seguiré entrenando aquí en Málaga y una vez al mes subiré a Madrid a trabajar con ella hasta que arranque la temporada», relata Bea, que este curso ha comenzado 1º de Bachillerato en el Colegio La Asunción.

Su vida ha cambiado radicalmente. Esta pasada temporada a duras penas ha pasado las primeras rondas de los torneos del WPT, quedándose en dieciseisavos de final en seis ocasiones y otras cinco en octavos. Y ahora, con Cata, aspira a meterse en los fines de semana, donde se ganan los torneos. Su plan es ahora trabajar, trabajar y trabajar. Los lunes, miércoles y viernes compagina el físico y la pista en Inacua y los martes y jueves se entrena una hora y media en Padelsol. Los sábados también hace pista y físico.

A caballo entre El Palo y Rincón de la Victoria, la malagueña no siente vértigo, porque lo hace todo con una naturalidad envidiable. «Siempre me ha gustado el pádel y no me cuesta para nada entrenar. Al revés, cada día quiero más», dice sonriente, mientras hace balance del camino hecho hasta ahora: Campeona de España júnior ante chicas mayores y campeona del mundo con la selección española en el Mundial de Menores en 2017, disputando semifinales y final (en el torneo las selecciones van rotando a sus jugadoras). Su palmarés, junto a la que ha sido su compañera hasta ahora, Bea Caldera, ha sido impresionante. Y eso le ha abierto las puertas de Cata.

El WPT constó de 12 pruebas en 2017 y está por confirmarse el de 2018, que será muy similar. Arrancará en marzo y, para entonces, Bea vivirá las pretemporada en casa, compaginando al mismo tiempo sus estudios. «Este año lo llevo un poquito peor porque el curso es más complicado, pero voy bien, saco buenas notas». En las semanas de torneo, Bea debe marcharse el martes, perdiendo toda la semana. «Luego lo tengo que recuperar, pido apuntes a mis compañeros, estudio en los hoteles y los profesores me ponen los exámenes en las fechas en las que estoy en clase y no tengo torneo», relata.

Llegó a estar, pese a su edad, en el puesto 29 del ranking del WPT, y ahora ocupa el puesto 40. «Este pasado año tuvimos emparejamientos en primera ronda realmente complicados y nos fue difícil sumar puntos. Pero estoy contenta porque llegamos a varios octavos de final», explica Bea, que el pasado año comenzó con Elena Ramírez como pareja y luego cambió con la argentina Nela Brito.

Ahora va a competirles de tú a tú a esas mismas jugadoras que ella ha acudido a ver y aplaudir en infinidad de ocasiones. «Al principio, me resultaba muy extraño. Yo las he ido a ver y cuando te metes de lleno ya a jugar contra ellas, al principio dices: «Si estoy jugando con mis ídolos...». Pero al coger experiencia ya eres una rival importante para ellas y todo cambia».

Bea es una jugadora muy agresiva, que arriesga en cada bola, que siempre intenta crear problemas con sus golpes a la pareja contraria. «Me considero muy competitiva», analiza. «Eso es bueno y a veces un poco malo», comenta entres risas. «La verdad es que lo vivo muy a pecho e intensamente».

La marca STAR VIE es su patrocinador principal y, además de proporcionarle las palas y todo el material, le ayuda económicamente en esta primera fase, siempre tan complicada, de buscarse un sitio en la elite. «Les estoy muy agradecida por la ayuda que me dan», cuenta Bea, que carece de ayudas públicas de las diferentes administraciones malagueñas y andaluzas. Confiesa que la excampeona del mundo malagueña Carolina Navarro ha sido para ella toda una «inspiración». «Carolina se ha portado conmigo increíble. Siempre me ha ayudado en todo y le estaré siempre agradecida. Ahora todo eso cambiará, porque en la pista ya no hay amigas», afirma. Pero fuera de las pistas se llevan de maravilla...

Jugar con las mejores va a suponer un gran cambio a todos los niveles. Además de los torneos del World Padel Tour, Bea también va a jugar este 2018 el Circuito Absoluto Andaluz, una competición paralela con pruebas, en categoría absoluta, que se juegan en toda Andalucía. Para el Circuito Andaluz, Bea aún no tiene pareja. Su primera opción es la granadina Lucía Martínez (también jugadora WPT) con la que ya jugó en 2017, con muy buenos resultado.

Es la vida de una malagueña que, a sus 16 años ha de renunciar a parte de su juventud: «Echo de menos estar con mis amigas de Málaga, pero el pádel me da muchos amigos, experiencias y viajes. Me devuelve, de otra forma, todo lo que me estoy perdiendo».