515 partidos dirigidos en la elite, 191 victorias y 170 empates -siendo el ratio de efectividad de un 70%-, para un total de 361 resultados positivos. Estos datos mostrarían en cualquier empresa que el trabajo del CEO al frente de un grupo humano ha sido mucho más que satisfactorio, incluso podríamos calificarlo de magnífico; y si lo extrapolamos como es el caso que nos concierne al fútbol, hablaríamos de un currículum envidiable.

Si preguntásemos a cualquiera con qué equipos se podrían lograr semejantes estadísticas, estoy seguro que sin dudarlo en ningún instante hablarían de equipos de talla Champions League o mínimo de Europa Legue. Pero si les mencionásemos a Mirandés, Cultural Leonesa, Salamanca, Oviedo, Tenerife, Zaragoza, Ciudad de Murcia, Tarrasa, Dorados de Sinaloa, Real Sociedad, Almería, Millonarios de Bogotá, Atlético Nacional de Medellín, Vissel Kobe y Qindao Huanghai, seguro que quedarían gratamente sorprendidos por tales registros, ¿verdad? Pues bien, estos datos simplemente muestran el trabajo de un enamorado del balompié como es Juan Manuel Lillo, el «Profe» Lillo como es conocido en Latinoamérica, o el «Gran Maestro» del fútbol como le califica un servidor, al frente de sus equipos y cuya aspiración no va más allá de la enseñanza de la verdadera esencia del fútbol, que no es otra que hacer del juego un auténtico «Arte».

Con la noticia del fichaje de Lillo por el Manchester City en los últimos días -donde el profesor se volverá a reencontrar con su discípulo más aventajado como es Pep Guardiola-, me resulta inevitable retroceder en el tiempo en casi 100 años donde al son de una buena taza de café, Jimmy Hogan y Hugo Meisl prolongaban las jornadas hasta bien entrada la madrugada hablando de sistemas tácticos y posicionamiento de los jugadores sobre un terreno de juego. Pep y Juanma, Juanma y Pep como si de una reencarnación propia de aquellos grandes visionarios/revolucionarios del fútbol de las primeras décadas del siglo XX se tratase, se unen de nuevo, en esta ocasión para mantener vivo el espíritu de aquel viejo manual que llevó al «Wunderteam» a enamorar con su juego preciosista de toque a todo el planeta fútbol.

Por cierto, aquella selección austriaca jamás llegaría a ganar ningún título oficial, pero los libros de historia que hablan de futbol añejo solo mencionan el maravilloso fútbol desplegado por los centroeuropeos, sin apenas repercutir en los campeones. Curioso, ¿verdad?

Así son los equipos del tolosarra, capaces de interpretar las mejores versiones de «El Lago de los Cisnes» o «El Cascanueces» de Chaikovski cuan propio Ballet Ruso se tratase, sobre un gran tapiz de color verde donde y sabiendo acariciar al balón con el mimo suficiente, hacer levantar de sus asientos al respetable para dispensar prolongadas ovaciones. ¡Si quieren resultados fichen a golpe de talonario, pero si quieren verdadera magia, no se pierdan la actuación de la compañía vasca de artes escénicas donde a la batuta del gran director J. M. Lillo les llevará a disfrutar de las más bellas coreografías jamás ideadas por el ser humano sobre un terreno de juego!

Entrenadores de la talla de Menotti, Sampaoli, Emery, Olabe, Paco Jémez o incluso el propio Guardiola, halaban su figura como a la de un auténtico visionario y adelantado a su tiempo, pero para mí quien mejor ha conseguido definir a Lillo es el actual entrenador del Castellón, Oscar Cano, quien ha venido a decir que «viendo su manera de reflexionar, te muestra las carencias que tiene el ser humano que piensa desde paradigmas tradicionales. Para mí, Lillo es un genio».

«Las medallas y los trofeos para los directivos y para aquellos que les guste coleccionar joyas. Yo prefiero que mis jugadores sean los que me recuerden; sobre todo por haber sido capaz de hacerles mejores como jugadores, pero también como personas», me vino a decir en una de mis últimas conversaciones con él, antes de verle partir en busca de una nueva aventura-al más puro estilo Hogan- rumbo hacia las Islas Británicas. Genio y figura.

«El Manchester City tiene el placer de anunciar que Juan Manuel Lillo se incorpora al cuerpo técnico del equipo como asistente de Pep Guardiola», reza el comunicado «Cityzen» para dar la bienvenida a uno de los grandes genios de la historia del fútbol. Que te vaya bonito, «Maestro».