LA PRIMERA ATLETA OLÍMPICA ESPAÑOLA

Carmen Valero, adiós a una pionera, adalid y ejemplo para las mujeres

La muerte de la deportista ha convulsionado a los aficionados del atletismo que consideran a la aragonesa afincada en Sabadell como la mejor del siglo XX

Carmen Valero, durante una carrera.

Carmen Valero, durante una carrera. / EP

Gerardo Prieto

La muerte de Carmen Valero, cuyo fallecimiento se conoció este martes tras un ictus fulminante sufrido durante la pasada semana, ha convulsionado a los aficionados a este deporte que consideran a la aragonesa afincada en Sabadell como la mejor del siglo XX. Y no solo por sus triunfos deportivos hace lustros. Su legado adquiere ahora proporciones extraordinarias por su significado en plena ola de empoderamiento femenino. Valero no fue consciente en su momento de su valor como adalid y ejemplo para las mujeres, no solo deportistas. 

Con los años y tras rodar un espot para un patrocinador del deporte olímpico, una empresa energética vasca, en el que aparecía como una auténtica jefaza de lo suyo, el correr, se dio cuenta por fin de que su gesta trascendía lo deportivo. Su pasión fue siempre correr y correr. La leyenda cuenta que de niña su padre le puso un cascabel para saber por dónde andaba, o mejor dicho, por dónde corría.

La turolense de nacimiento gozó de un enorme talento natural para la carrera a pie, y a la vez de un carácter fuerte y apasionado para atreverse a ganar dos veces consecutivas el campeonato del Mundo de campo a través, denominado Cross de la Naciones en sus albores. Su éxito lo trastocó todo.

Se suponía que eran los hombres, como ‘El León de Becerril’, el palentino Mariano Haro, el atleta más internacional en los setenta, quienes debían alcanzar la gloria deportiva en la España gallinacea en blanco y negro, cuando las mujeres corrían en bombachos y los hombres se paraban para ver el «espectáculo». 

Puñetazo en la mesa

Su victoria sonó a puñetazo sobre la mesa para anunciar que la Transición (deportiva) había empezado. Valero contó años después que la víspera del primer Mundial de cross que ganó en Chepstow (Gales), en 1976, las corredoras no fueron invitadas a la reunión técnica de la Federación española. Preguntó a un federativo por dicha reunión y le contestaron que «ya la hemos hecho: haced lo que podáis. Las mujeres sois unas culonas y unas pechugonas».

Al día siguiente, con el título en la mano tras haber derrotado a Tatyana Kazankina (campeona olímpica en pista), sacó a relucir ese carácter de rebelde con causa y fundamento que le costó más de un disgusto, en ocasiones, pero al que no podía, ni quería, renunciar. 

"Mira cómo ganan las culonas y pechugonas"

Se topó con el directivo y le soltó: «Mira cómo ganan las culonas y pechugonas». Al año siguiente, en Düsseldorf (Alemania) repitió triunfo por delante de otra rusa, Lyudmila Bragina, oro olímpico en 1.500 en Múnich 1975. En 1976 se clasificó para los Juegos que encumbraron a la primera gimnasta 10, Nadia Comanecci, en Montreal. Valero se convirtía en la primera olímpica española en atletismo

Carmen Valero va ser campiona del món de 'camp a través' i la primera atleta olímpica espanyola, als Jocs de Mont-real 1976.

Carmen Valero va ser campiona del món de 'camp a través' i la primera atleta olímpica espanyola, als Jocs de Mont-real 1976. / EP

Tuvo que correr 800 y 1.500 porque entonces no se programaban distancias más largas para las mujeres. Eso no resultaba muy «femenino». Tuvo que competir en distancias demasiado cortas dado su enorme potencial en carreras de largo aliento.

Carmen Valero se quejó a menudo, y con razón, que las ayudas federativas no llegaban a las atletas. Trabajó en una caja de ahorros para mantenerse, fue madre y en los 80 le entró el gusanillo y volvió a competir, ganó contra todo pronóstico el nacional de campo a través y al ser elegida para el Mundial, renunció. Genio y figura, como siempre.

Las redes sociales se llenaron ayer de condolencias y reconocimientos hacia la atleta española del Siglo XX. Hace tan solo nueve meses que Josep Molins, su entrenador, había fallecido y solo semanas después, Valero estaba en el homenaje a Quadra-Salcedo en la ceniza de la pista Universitaria de Madrid.

Alex Calabuig, uno de los organizadores del evento, resumió ayer en un tuit (X) el vacío que deja: una foto de la atleta entregando una medalla a un niño y sobre ella un mensaje directo al corazón: ‘Te quiero’.