La cerveza artesana malagueña está más viva que nunca. Parece mentira cómo un sector que está penetrando aquí tan lentamente y cuyo consumo no entiende de masas, tenga esa capacidad para innovar y reinventarse creando productos únicos a nivel provincial y andaluz. Si bien el boom de crear empresas de este tipo parece haber pasado, lo cierto es que actualmente en la provincia hay casi una veintena de marcas cuyos propietarios, jóvenes en su mayoría, luchan por hacerse un hueco en un sector industrializado. Málaga, provincia que se podría recorrer casi de extremo a extremo haciendo una ruta por fábricas de este producto, parece no conocer aún el potencial de la artesana. Desde Ardales se hace la primera crema de cerveza de Andalucía; en Ronda la 'cerveza de vendimia' con caldos de la tierra; en la capital por primera vez se enlata y en las playas de Estepona. Pese al derroche de imaginación entrar en el canal horeca es casi misión imposible, escollo que tratan de salvar con distribuidores de la zona, con redes de locales especializados, tiendas gourmets o la venta directa en web y fábricas. Nadie es profeta en su tierra. Ellos tampoco. Así son los maestros cerveceros de Málaga.

«Hemos crecido mucho». Es lo primero que cuenta orgulloso Nacho. Él es el propietario y maestro cervecero de Bonvivant, cuya capacidad de producción se ha duplicado en los últimos tiempos. «Ahora llegamos a los 60.000 litros al año», explica. Nacho Gabrielli junto a Juan Antonio Ramos, Michelo Toro y Nino Leotte fundaron la marca en 2014 y ahora disponen en el polígono Guadalhorce de unas instalaciones más grandes donde hacen visitas, catas, conciertos y tienen un food truck para dar de comer mientras degustan sus cervezas. Ellos desde hace dos meses han sido los primeros en enlatar. Lo hacen en un aluminio especial, de buena calidad y que aguanta bien la cerveza artesana. «El material respeta el aroma y sabor, hemos enlatado una receta más lupulada que aguanta bien en lata», comenta. Actualmente hacen ocho referencias y se venden a un precio que oscilan entre los 3,50 y los 4 euros.

Rondeña

se elabora en el municipio que lleva su nombre. El proyecto cuenta con casi cuatro años y Celedonio Arias es el gerente y maestro cervecero. Desde sus inicios tenía en mente hacer el producto que ha lanzado en enero de este año. Una cerveza tipo Blonde Ale a la que se le añade vino de Ronda antes de la fermentación. «Se le llama 'cerveza de vendimia' es habitual en Cádiz, pero no en Málaga», comenta. Esta combinación está siendo muy aceptada entre el público ya que no rompe el sabor de la cerveza. «El vino sale en el retrogusto, ahí se ve la madera», aclara. Ésta se llama 1793 en honor a la inauguración del Tajo. Este rondeño vende sus cinco referencias entre los 2,50 y los 3 euros y realiza visitas gratis a la fábrica.

La mircrocervecería 3Monos Craft Beer es un proyecto que surgió en 2013 compuesto por tres socios malagueños: los hermanos Ignacio y José Argudo y David Morales. En su fábrica en Málaga capital producen nueve referencias entre botellas y barril. Desde hace escasos meses han entrado en distribuidores especializados en los que la alta rotación les permite llevar barril para consumir más fresca la cerveza. Madrid, Asturias, Cantabria, Sevilla, Granada, Jaén y Barcelona son algunas ciudades en las que se degustan estas malagueñas. Además, estos emprendedores realizan los sábados, bajo disponibilidad, visitas guiadas a sus instalaciones a 5 euros por persona con catas de tres referencias incluidas.

Isidro Paz y Juan Duarte son los fundadores de Gaitanejo. Ellos desde Ardales han dado el salto a toda la provincia a través de distintas estrategias. El ingenio se agudiza para la venta. Además de las tradicionales ipa, pale ale o cerveza negra han lanzado al mercado el primer destilado de cerveza con infusión de lúpulo. En España sólo hay una fábrica que lo produzca y está en Toledo. Ahora ellos también. «Es como la popular crema de güisqui, pero de cerveza. Es más dulce con el amargor final de la artesana. Con hielo, entra sola», comenta entre bromas Isidro. La fábrica de Gaitanejo se abrió en junio de 2017, pero no han perdido el tiempo. Desde su apertura han creado un paquete gastro-cultural, junto a una agencia de viajes, en el que se visita el Caminito del Rey, una fábrica de aove, una quesería artesana y, por supuesto, su fábrica. Aunque el éxito mayor de estos cerveceros es estar en los lineales de los supermercados. Algo que no es fácil ya que habitualmente el producto local y artesano escapa a la filosofía de las grandes superficies. «Trabajamos para Mercadona haciéndoles una submarca para ellos, se llama La Encantada. Se trata de una IPA que está gustando mucho y que se puede encontrar en todos los supermercados de la provincia», explica. También venden sus cervezas en el supermercado Alcampo del centro Comercial La Cañada, en Marbella. Todo un logro.

La Axarca, de La Domadora y El León, en Frigiliana; Trinidad en Alhaurín el Grande y Catarina Craft Beer, en Marbella, comparten la filosofía común de lograr una mayor penetración en el mercado local. Buscan ser fuertes en su provincia. Charo Barco y Javier León han apostado por un punto directo en su localidad de la Axarquía para vender su cerveza y la de terceros. Siempre artesana. La Axarca tiene una producción muy limitada y su única receta de tipo Pale Ale fue concebida para ser más bebestible en la zona donde se produce. «Su doble malta y sus cuatro lúpulos dan sabores a mango y cítricos, por lo que está muy pensada para este clima de Málaga», comenta Barco. También han sacado derivados de su cerveza como una gama de salsas picantes. Por otro lado, Trinidad ofrece al consumidor cinco referencias realizadas con productos naturales cien por cien. Desde la afrutada Blond Ale a la compleja American Pale Ale todas se pueden comprar en fábrica o tiendas especializadas.

Por su parte, Alessio Allegretti de Catarina tras salir a los mercados de Francia e Italia ha decidido que el local es prioritario para este año. Su salto cuantitativo ha sido espectacular. De los 2.000 litros mensuales, en 2014, ha pasado a los 12.000 al mes en 2019. Por ello, buscan otros canales donde entrar con cervezas de una graduación baja. El clima de Málaga no acompaña a beber cervezas muy alcohólicas. Además del pub junto a su fábrica donde organizan ciclos de concierto y visitas han abierto un restaurante en un vivero en San Pedro de Alcantara. En Agrojardín llevan apenas dos meses, pero ya han logrado poner diez grifos de cerveza fijos. La cosa marcha bien. Respecto de su producción habitual, aunque siempre tienen ocho recetas fijas, cada dos meses hacen nuevas. «El mercado cervecero es muy exigente en Madrid y Barcelona. Hacemos 1.000 litros y cuando se acaban buscamos otras fórmulas», apostilla Allegretti.

Sin embargo, el desarrollo del sector ha ido más allá. Hasta el fondo marino. En Ronda paradójicamente se encuentra la sede de una cerveza que se termina bajo el mar: Puente Nuevo. En las costas de Estepona su gerente, Jenny Heredia, ha encontrado el lugar perfecto para finalizar la elaboración de esta artesana. Una vez embotellada la segunda fermentación la pasa sumergida en el agua. La temperatura y las mareas, hacen el resto. Así se logra un producto singular.

La cerveza artesana no tiene aditivos ni conservantes e incluso el carbónico es natural. Y aunque se produzcan recetas con graduaciones para todos los públicos hay una barrera que frena al consumir: su coste final. El precio medio en Málaga ronda los 3 euros, lo que pone freno a su implantación en la hostelería. Pero no es capricho. Por su producción limitada, la materia prima empleada y el tiempo de elaboración nunca podrán competir con las grandes marcas, ni lo buscan. El encanto de este producto está en ser olfateado, catado y maridado con el mismo cuidado que los mejores caldos malagueños. Igual por eso la historia se repite. Productos de calidad y exclusivos como los tintos y blancos que llevan por bandera el sello de Málaga y que parecen estar relegados para el deleite fuera de nuestras fronteras. Salud.