Sus personajes son seres incomprendidos por su entorno, con cierta vida interior que no contemplan compartir con los demás. ¿Cómo se construyen unos personajes así?Maribel Verdú:

Es que yo nunca sé como se construye un personaje. Yo me dejo llevar, por la verdad, por la honestidad a la hora de trabajar y sobre todo por un guión como éste con esa estructura, con esos diálogos. Te dejas llevar y ya está, con los actores y actrices, y si encima tienes a un director como Mikel mucho mejor. Esto ha sido un camino de rosas, maravilloso, cero doloroso. No creo en eso de que tienes que sufrir para conseguir un buen resultado, que va. A veces sufres muchísimo y el resultado es una mierda y otras veces eres muy feliz y son geniales los resultados y viceversa.

Germán Alcarazu: Yo no comparto mi edad con la del personaje así que cuando ya pasas la adolescencia se te olvidan todos tus esas maneras de ser y actuar. Para trabajar este personaje, su lenguaje corporal y su forma de expresarse tuvimos que observar y aprender, empaparte de todo lo que los adolescentes sienten, qué les preocupa. Todo eso utilizamos para armar su forma de actuar porque después mi personaje Eric tiene cierto grado de madurez que habitualmente no tendría alguien de su edad.

El doble más quince no es un drama, ni tampoco una comedia, ni una obra de corte social. Es difícil clasificarla. ¿Cómo lo harían ustedes?

M. V.: Es una película bonita y bella. Solo le pido al espectador que se deje llevar por lo que sienten estas dos personas. Que se inmiscuyan en este mundo y ya verán como encuentran muchas cosas.

G. A.: Esta es una película con la que puedes aprender y disfrutar. También trata de hacerte reflexionar, tiene su parte filosófica pero sobre todo para disfrutar.

Y Bilbao, no es solo el lugar donde se desarrolla la historia también es un protagonista más.G. A.:

Este Bilbao es real, no es el de postal. Es un Bilbao de verdad en el que puedes ver cualquier día plasmado de lo cotidiano.

M. V.: Para nada es un Bilbao de postal. Nuestra intención era otra. Mikel lo tenía muy claro. La ciudad debía aportar a los personajes más cotidianidad, más barrio para que la historia fuera posible.

¿Cómo fue trabajar con Mikel Rueda?M. V.:

La felicidad en la vida es trabajar con Mikel Rueda. ¿Qué pasará cuando empecemos a rodar películas y Mikel no esté en ellas? A mí me dará algo. Yo quiero trabajar todo el rato con Mikel.

G. A.: Es un vicio trabajar con un director así. Hace que te sientas tan a gusto. Lo mejor es que lo tenemos en nuestra vida.

¿Qué acogida esperan?G. A.:

Que la gente la vea y se sienta a gusto. Espero ayudar a los demás y si alguien se acerca un día y me dice que ha sentido lo mismo que mi personaje y le ha ayudado la película, eso para mí sería lo mejor. Lo demás ya vendrá.

M. V.: La gente que no sabe que la vida es juego que lo pueda descubrir. Juguemos todo el rato. No nos tomemos las cosas tan en serio, ni seamos tan intensos sino que nos dejemos llevar.