Los 71 años de la papelería Morales comienzan con Antonio Morales, un linotipista del periódico ´Sur´ que decide convertirse en autónomo y probar suerte con una papelería. Como explica su hija, Isabel Morales, su padre comenzó con un socio, especializado en hacer sellos de caucho y el negocio se llamó ´Gambero y Morales´, pero al final se quedó en papelería Morales y la verdad es que acertó porque todavía sigue donde la fundó, en la calle Ángel, en un local ocupado antes por una sastrería.

"Mi madre atendía a los clientes y mi padre además llevaba las cuentas", señala Isabel. Antonio Morales, granadino, conoció a su futura mujer, la burgalesa Leocracia Ibeas, en Málaga ya que ella vino a la capital para ver a una hermana, recuerda Isabel.

El negocio se ha reformado con los años. "Aquí nada más que había un escaparate, una puerta y el almacén", señala. Sin embargo, las reformas no han evitado que la papelería Morales tenga el encanto de lo antiguo bien conservado, empezando por el precioso mostrador. Isabel Morales entró a trabajar en la tienda a los 15 años. En los 60 muere su padre y en 1988 su madre, así que lleva 20 años al frente del negocio.

En años pasados la papelería Morales vendía sellos para coleccionistas, pero su oferta más conocida han sido las tarjetas y objetos para bodas, bautizos y comuniones. "Aquí vienen muchos a decir que fue aquí donde les hicieron las invitaciones de boda o las estampitas de comunión hace muchísimos años".

Con el auge de la Feria del Centro en los 80, la papelería se implicó adornando la calle Ángel y recibiendo numerosos premios. Todavía en agosto vende farolillos.

Pero la gran transformación de la papelería llega cada Navidad, cuando se convierte en un escaparate que atrae a los belenistas de Málaga, con cientos de figuras del Belén desplegadas por las estanterías y el escaparate.

"La papelería la vamos decorando en horario de trabajo", explica Isabel, que señala que ´Morales´ tiene fama por la calidad de las figuras de los Nacimientos. "Tenemos una figuras preciosas, con unas caras muy trabajadas, las más bonitas son las de barro y tela", señala, mientras explica que vienen de sitios como Barcelona, Murcia y Granada. "Aquí hay mucha afición".

También vende artículos navideños en general, por eso, del techo cuelgan gigantescas bolas para adornar locales y escaparates, así como estrellas. Isabel Morales recuerda la calidad de las bolas de Navidad que le llegaban de Polonia y la antigua Checoslovaquia. "Eran preciosas".

La tienda también cuenta con iluminación navideña, gracias a la colaboración de su hijo Antonio Miguel de ´Morales Iluminación´.

En la actualidad, trabajan tres personas con la propietaria, quien asegura que "gracias a Dios, el negocio va bien".

Su hija Carmen será la sucesora de Isabel en la papelería Morales, la tercera generación de un negocio tradicional del Centro Histórico que, a pesar de los tiempos, sigue viento en popa y en el que la atención al cliente se cuida al máximo. Ahí está una de las claves del éxito.