Síguenos en redes sociales:

Sociedad

Un peregrinaje a Senegal para avanzar hacia la cooperación

Varios colegios y empresas de la provincia colaboran con Cáritas Senegal para formar a los niños subsaharianos. Se teme la emigración del campo a la ciudad, lo que frena el desarrollo del país

Un peregrinaje a Senegal para avanzar hacia la cooperación

Cuando vemos el clásico documental en la segunda cadena sobre el hambre o la pobreza de la población en el continente africano puede parecernos un poco repetitivo visionar una realidad asumida socialmente como sin retorno en términos de alcanzar una solución. Sin embargo, son las pequeñas acciones de las personas las que pueden hacer que paulatinamente se vaya reduciendo, al menos, el impacto de esta situación en los niños, mujeres y hombres que han nacido en aquellas tierras desérticas y olvidadas, condenadas a un apática indiferencia internacional.

Hace unos años, un instituto de Torremolinos, el IES Playamar, viajó a la república subsahariana de Senegal, donde los alumnos y profesores se toparon con una gente de carácter humilde, acogedor y sencillo, y contactaron con el secretario general de Cáritas Senegal, Ambrosio Tine. Esta organización, que para nada tiene el mismo cometido que sus homólogas en otras naciones, se dedica en ese país a apoyar y formar a las mujeres y a los jóvenes, sustentos fundamentales de su economía y de su sociedad.

Uno de los profesores del instituto, José Maseda, explica a este periódico que están llevando a cabo en colaboración con Cáritas un programa de becas para las niñas senegalesas. A través de una pequeña cuota mensual, las menores podrán costearse los gastos escolares, como el material o las comidas en el centro que, por otro lado, son antagónicamente opuestos a los de cualquier país desarrollado: construidos con adobe y paja, casi se encuentran a la intemperie. Tras enviar el dinero al organismo, el padrino recibe todos los datos de la niña, así como el nombre del centro donde estudiará o las calificaciones escolares, con lo que "no habrá problema en saber dónde va el dinero", aclara Maseda.

Senegal es un país con muchos recursos, pero mal explotados. La tasa de desempleo roza el 50 por ciento, y la de la escolarización de las niñas también. Unido a este panorama, en el campo –una de las bases de su economía– no existen sistemas de regadío, y hay una agricultura sin mercado que depende mucho del clima. Por ello, los jóvenes emigran hacia las ciudades para labrarse un futuro. Sin embargo, cuando llegan allí no consiguen trabajo y terminan mendigando por las calles de urbes como la capital, Dakar, un lugar muy desarrollado al estilo europeo pero con mucha pobreza en numerosos barrios.

Proyectos solidarios. En este sentido, Cáritas Senegal ofrece programas de formación agrícola para estos jóvenes, junto con un programa de saneamiento de agua para evitar enfermedades o un servicio de cooperación con Estados Unidos por el que reciben mosquiteras a fin de luchar contra la malaria. Gestionan también los recursos naturales para reforestar zonas, crean muros para acotar pantanos y guardar el agua, debido a que hay tres meses de lluvias y el resto del año el país sufre de sequía.

Otro de los proyectos de la organización es el de las escuelas solidarias, en el que varios centros sanitarios reciben cantidades económicas para que las monjas que los dirigen compren comida a los niños, y luego envían la factura a las personas y entidades que colaboran.

Elemental es, por tanto, que los menores españoles sean educados desde muy pequeños en valores de solidaridad, compañerismo y empatía, según explica Maseda, quien asevera que debe apuntalarse la formación en multiculturalidad y solidaridad para lograr tan deseable objetivo.

Pulsa para ver más contenido para ti