Una de las incógnitas del caso Malaya, y que pasará a formar parte de la historia negra del proceso, es por qué no hay ningún cargo o técnico de la Junta de Andalucía imputado. En su día, se comentó que la cúpula policial que tiraba del carro malayo, amparada por el juez Miguel Ángel Torres, dimitió al saber que no se les permitía seguir desmadejando un ovillo de proporciones gigantescas. Ayer, el empresario granadino Carlos Sánchez, considerado en la literatura periodística como el maestro de Juan Antonio Roca, echó más leña al fuego de esa particular leyenda oscura y aseguró que, en el acta de su primera declaración ante el instructor del proceso, no consta todo lo que reveló del Ejecutivo andaluz, de supuestos pagos jamás comprobados y de conversaciones inquietantes.

El promotor declaró a principios de julio de 2006, tras su detención, y el 24 de ese mes pidió comparecer de nuevo ante el juez Miguel Ángel Torres: «Le había dicho muchas cosas de la Junta de Andalucía, que les dije y no se manifiestan ahí... El dinero que se entregó, o se habló, o me engañaron o no me engañaron en el hotel Alfonso XIII». Nadie abundó en esta línea. En ese momento le interrogaba el fiscal Juan Carlos López Caballero, quien no entró al trapo de las provocaciones y afirmaciones altisonantes del granadino, quien, en un momento del cuestionario, llegó a decir lo siguiente en referencia a la veintena de promotores encausados: «Los que están aquí detrás y 250.000 empresas más somos los que hemos levantado este país, no las 35 empresas del IBEX».

Roca se puso sus gafas y sonreía crípticamente escuchando las palabras del granadino, quien ayer pareció olvidar, o eso quiso representar, los lazos con el exasesor de Urbanismo marbellí que le atribuye la Fiscalía en su escrito. Se le piden 22 años de cárcel por los supuestos delitos de cohecho, malversación y blanqueo.

Distanciamiento de Roca. En concreto, López Caballero cree que participó, a través de varias sociedades que apoderaba, en diversas operaciones urbanísticas a lo largo de los noventa y principios de esta década junto a Roca, negocios que perjudicaron a las arcas del Consistorio marbellí. Lo cierto es que Sánchez, que conoció a Roca en 1978 por mor de una promoción inmobiliaria, defendió la forma de hacer dinero de los años del pelotazo, reivindicó su forma de actuar y negó tener cualquier relación con el exasesor de Urbanismo, más allá de tres o cuatro encuentros puntuales en Planeamiento 2000.

«¿No tenía usted una sociedad en común con Roca para un negocio?», le preguntó el fiscal, a lo que éste respondió: «En España no he participado con nadie. Sólo con uno, que está por aquí atrás, he hecho algunas operaciones puntualmente. Lamentablemente bastante ruina ha causado», apuntó.

«Roca no me ha dado nunca dinero, ni directa ni indirectamente», aseveró, para añadir al instante que rompió las relaciones con él a partir de 1993: «Estuvimos muy distantes, no teníamos ningún trato, ni nadie puede decir que me ha conocido, ni los concejales, ni Pepito ni Juanito, ni fiestas... ni he ido de comparsa».

El exasesor, declaró el acusador público, dijo haber recibido 315 millones de pesetas en metálico, en cuadros y vehículos en virtud de tres operaciones urbanísticas, a lo que Sánchez respondió: «Nunca le he dado nada». Sólo en una ocasión le cambió un cuadro por un caballo.

Sánchez se quejó de que, pese a presentarse en el juzgado en julio de 2006, fue detenido cuando «llegaron el tomate, la zanahoria y otras televisiones», e incidió en que los archivos de Maras «no dicen nada. Son los archivos de Roca, y van a sentar cátedra, es lo que vale». Al murciano le gusta apuntar. «Yo estuve con él en la cárcel y estaba siempre apuntándolo todo», precisó.

Una de las sociedades que apoderaba, CCF 21, según dijo, quebró por Malaya, y declaró: «El Ayuntamiento ha engañado a todo el mundo, tiene más de 2.000 pleitos».

Y tuvo tiempo para introducir la salsa rosa en su perorata: «Al señor Muñoz lo conocía antes de ser alcalde, y nunca lo visité siendo alcalde. Cometí el error de dejarle una casa mía por mediación de Manuel Calle -exedil- y metió a su compañera sentimental -Isabel Pantoja-. Yo tuve problemas familiares», recalcó. Hoy continuará declarando en el juicio del caso Malaya este empresario, quien ayer se quejó de que su nombre suena demasiado, «el maestro de Roca», dijo amargamente.

Reunión. Ayer también se celebró una reunión del presidente de la Sala con los abogados para determinar cuáles de las 31 piezas separadas de Malaya se deben ver en este plenario o, por el contrario, ser remitidas a Marbella. Todas las defensas llegaron al acuerdo de que se vieran en el juicio las que afectan a procesados en Malaya, pero el abogado de un empresario se negó y el presidente, José Godino, dio por terminada la sesión.