­­­Con más de un centenar de socios y 225 años de influencia, la Sociedad Económica de Amigos del País se prepara concienzudamente para dar esquinazo a las turbulencias generales y particulares de la economía e inaugurar un nuevo periodo de pensamiento y debate. Esta vez, con el eco ilustrado de su fundación como centro y excusa. El programa de actos se abrirá hoy con la exposición Málaga, Ciudad Ilustrada (1776-1800): tutela regia y primeras iniciativas patrióticas, que abordará, entre otros puntos, la evolución centenaria de la participación política.

La Sociedad Económica de Amigos del País resurge con fuerza para celebrar su aniversario. Además, después de los problemas de financiación de los últimos meses.

La crisis se ha dejado notar en las personas y en las empresas. Por supuesto también en nosotros, que contábamos con un régimen de financiación en exclusiva por parte de Unicaja desde los años cincuenta. La aportación se ha reducido y eso ha cambiado como es lógico el funcionamiento interno de la casa. Hemos tenido que buscar nuevas fórmulas de colaboración para solucionar el problema económico. Pero somos un proyecto que nació como movimiento de agitación cultural en la crisis del Antiguo Régimen, ligado a la ilustración y a los monarcas reformistas. Y con 225 años de actividad. Y eso no se puede perder.

¿Dan por solventada ya esa etapa?

No hay ningún acuerdo del todo. Pero somos moderadamente optimistas. En el último trimestre hemos tenido reuniones con la Junta, la Diputación, la UMA y el Ayuntamiento y todos han mostrado su predisposición a colaborar y configurar un sistema de beneficio recíproco; ellos con su participación económica en la sociedad y la conservación del edificio que usufructuamos y mantenemos y nosotros ofreciendo las instalaciones para las actividades culturales que organicen. Siempre hemos estado en sintonía con las instituciones.

¿Volverá a ser la asociación el lobby de las anteriores décadas?

Nuestra sociedad no es de las más antiguas de España, pero sí tiene el privilegio de ser una de las pocas en las que ha subsistido la labor cultural y que mantiene su compromiso activo con el debate, el librepensamiento y los valores progresistas. La sociedad no es la misma que en el siglo XVIII, pero seguimos en la misma línea cultural que convirtió a la organización en la primera asociación civil de Málaga y en una de sus columnas vertebradoras, con presencia de todos los sectores y estamentos sociales. Nuestra historia corre en paralelo a la historia del país en los últimos doscientos años, con sus luces y sus sombras, que hicieron que en los periodos absolutistas y de pérdida de libertad se redujera la voz de la organización.

Supongo que todo ese bagaje se pondrá de relieve en el programa del aniversario.

Aunque suene a convención, lo cierto es que el pasado ayuda a comprender el presente y eso, en el ámbito de nuestra asociación, equivale a asistir incluso a la construcción de la identidad cultural de Málaga. Cuando hablamos de una exposición como Málaga, Ciudad Ilustrada (1776-1800): tutela regia y primeras iniciativas patrióticas nos referimos precisamente a ese periodo; tutela porque fue una época en la que los monarcas se lanzaron con las grandes obras públicas e iniciativas patrióticas porque con ese nombre era como se llamaba al precedente de la participación ciudadana.

¿La crisis representa un momento privilegiado para la entrada en escena de la sociedad civil?

La representación a menudo se entiende como algo meramente político, pero no es así. La sociedad civil en crisis, y más cuando concurren grandes cotas de desconfianza hacia el sistema, trata de poner el anclaje en otras formas de organización en las que se siente más identificada. En cualquier caso, todo este proceso, el de la articulación de la acción política civil es fascinante y a ello también nos dedicamos en nuestro espacio de reflexión. La democracia directa y las agrupaciones sociales deben ser instancias complementarias a los partidos y todas se deben someter a actualización.