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Artesanía en familia

Alfajar, la veterana cerámica del palacio

José Ángel Ruiz, Lola Díaz y sus dos hijas son las manos artesanas de la tienda de cerámica del palacio Zea-Salvatierra

Alfajar, la veterana cerámica del palacioGREGORIO TORRES

«¿Hay que pagar para entrar igual que enfrente (la Catedral)?», «¿es este el Museo Picasso?»... son algunas de las preguntas de los visitantes más despistados cuando entran en Alfajar, la inolvidable tienda de cerámica del número 1 de la calle Císter, en los espectaculares bajos del palacio Zea-Salvatierra (y hay que aclarar que no hay que pagar entrada).

El año pasado Alfajar (cerámica en árabe) cumplió sus dos primeras décadas, aunque todo comenzó a mediados de los 70 en Sevilla, cuando se conocen José Ángel Ruiz, un estudiante orensano de Bellas Artes, y Lola Díaz, una sevillana que estudiaba Artes y Oficios.

«Yo me dediqué a la Educación, saqué plaza de profesor de Secundaria y tras unos años en Galicia, en 1984 pedí traslado a Málaga», cuenta José Ángel Ruiz. Al llegar a Málaga, Lola, su mujer, convalidó los estudios para terminar Artes y Oficios en la especialidad de cerámica. «Y con compañeros puse un pequeño taller. Vendía entre amigos y conocidos», recuerda.

El salto definitivo se produjo en 1994, cuando Lola Díaz participa en el primer curso de vivero de empresas para mujeres. Su proyecto es seleccionado, recibe formación e instala su taller en el polígono El Viso. «Al principio la comercialización era en ferias, a profesionales, pero luego veíamos que vendíamos bien el producto, que las tiendas nos compraban y decidimos poner una tienda en Málaga», cuenta Lola. Eso fue hacia 1998. Tras poco tiempo en la calle de la Abadía del Císter y Alcazabilla, pasaron al final de la calle Císter y desde hace dos años, al palacio Zea Salvatierra, al comienzo de esta calle.

En estos años, toda la familia se ha incorporado al negocio artesano. «Todos los pintores han tenido su momento de aproximación a la cerámica. Y uno acaba metiéndose tanto que acaba siendo ceramista», cuenta José Ángel Ruiz. Sus hijas, Diana, de 32 años, que estudió Ciencias Ambientales y Paula, licenciada en Bellas Artes, también son ceramistas, aunque la primera de ellas también ha dejado su huella en la tienda en forma de varios jardines verticales.

«Empezaron desde muy pequeñas, con 6 o 7 años hacían réplicas de todo lo que hacíamos», recuerda José Ángel. «Hacíamos lo mismo como si fuera plastilina», cuenta Diana Ruiz.

El taller continúa trabajando en el polígono El Viso y los ceramistas explican que sus piezas no tratan de adaptarse al gusto de un turista o visitante potencial sino seguir el impulso artístico propio. «Y el hacer algo que te implica de una manera sincera te acaba funcionando», reconoce José Ángel.

La tienda también realiza encargos personalizados, como los premios del Día de Andalucía que entrega cada año la Junta en Málaga e incluye además piezas de otros talleres. «Nos interesa mucho visitar esos alfares o talleres que todavía están en activo. A veces nos llevamos chascos porque están cerrados. Tenemos alguna cerámica que es lo último de un taller cerrado hace años», destaca el ceramista.

Alfajar, señala José Ángel, ha conseguido además no ser una tienda únicamente para turistas. «Tenemos una clientela de Málaga fija». Por otro lado, cuenta desde hace 8 años con sala de exposiciones y pronto tendrá un espacio rotatorio para bisutería.

En estos 21 años atesoran no sólo clientes de todas partes sino varios galardones, como el Alfa de Oro de la Sociedad Española de Cerámica y Vidrio.

Obra moderna y tradicional entre las paredes blancas de este palacio centenario. Y sobre todo, artesanía con futuro.

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