«Tengo tres hijos y me puse en su lugar. Preferiría morir cien veces antes que pasar por la situación de esta familia». Así resume Alejandro Domínguez el sentimiento que le llevó a viajar en diciembre desde Cáceres a Mijas para presentar sus respetos y admiración al agente fallecido hace hoy un año. Lo hizo sin conocer a Francisco ni a su familia de nada y tras ahorrar el dinero suficiente para hacer el viaje en coche. A pesar de atravesar una situación laboral delicada, este vigilante de seguridad sintió la tragedia como suya. «Me llegó al alma el dolor, la injusticia y la impotencia», dice antes de explicar que su viaje no tiene nada de extraño: «Me sorprende que a la gente le resulte chocante mi reacción y no toda la maldad que hay en la calle». Domínguez cuenta que antes de llegar a Mijas paró en una gasolinera para repostar y que una chica le comentó que los abuelos de Francisco eran de allí. Ya en el pueblo, otra joven le comentó que su madre era prima de Rosi y la llamó. «Me puso con ella, me pidió que fuera a su casa de Málaga y fui», resume con naturalidad. Alejandro le regaló un pequeño cuadro con la letra de una canción que escribió para Francisco. Convertido desde entonces en amigo y gran apoyo de Rosi, su intención es volver mañana a Málaga con su hijo para asistir a la misa que la familia del policía celebrará en la iglesia de la calle Goya. «Mi hijo quiere ser policía o guardia civil y quiero que conozca la otra cara», concluye.