En el centro de Torremolinos, junto al hotel Cervantes, una escultura de mármol sin ninguna placa identificativa tiene detrás, paradójicamente, una desconocida historia de guerra y paz. Pese a que ocupó las primeras planas de periódicos de Kuwait lleva años en el más completo abandono.

La obra surge a consecuencia de la Primera Guerra del Golfo de enero-febrero de 1991, la invasión de Kuwait ordenada por el dictador iraquí Sadam Hussein y la respuesta internacional: algo mas de 40 días en los que una coalición de 34 países logró la rendición de Irak.

A finales de febrero del 91 unos 200 kuwaitíes celebraron la fiesta nacional de su país en Torremolinos, en concreto en el Hadi Center. «La guerra les había sorprendido fuera de su país», explica José Luis Sánchez, que por entonces era jefe comercial en una oficina del Banco Atlántico en Montemar en la que muchos kuwaitíes tenían cuentas para sus vacaciones y los gastos de su segunda vivienda.

Torremolinos, en ese tiempo con una comunidad kuwaití reseñable, vivió muy de cerca el drama de la guerra e incluso responsables del Ayuntamiento -la primera corporación tras la independencia de Málaga presidida por el socialista Miguel Escalona- asistieron a reuniones de alto nivel sobre la reconstrucción del país árabe.

«Estuve alguna vez en Marbella en el palacio del rey de Arabia Saudí y en el consulado de Marruecos», recuerda esta semana Juan Cerrillo, entonces concejal de Turismo de Torremolinos.

Fue en ese tiempo cuando José Luis Sánchez, en contacto diario con tantos kuwaitíes, propuso «que Torremolinos tuviera una plaza de Kuwait y un monumento a la Paz hecho por un kuwaití».

La idea, cuenta Juan Cerrillo, fue muy bien acogida por el Ayuntamiento y él mismo formó parte del grupo promotor de la iniciativa junto con José Luis Sánchez y Ebrahim Al Khabbaz, un kuwaití residente en Torremolinos que hizo de enlace con sus paisanos tanto en esta ciudad como en Kuwait. «Aquí sólo llevo 30 años -bromea-. Quería hacer un proyecto turístico, fui a Estados Unidos, un amigo que veraneaba en Torremolinos me dijo que me viniera, que era muy bonito así que dejé California, me vine aquí... y me quedé».

El pintor kuwaití contactó con su amigo el escultor Mohammad Qambar, muy conocido en su país: «Le dije: tienes que ofrecer la obra, no hay pago», recuerda.

Y así fue. Como resalta Juan Carrillo, el escultor kuwaití no sólo no cobró por la obra sino que hizo varios viajes de su bolsillo a Macael para supervisar la ejecución del monumento: un enorme bloque de mármol blanco que insinúa las hojas de una palmera, con un tronco adherido y las hojas de la palmera que sobresalen.

Con el diseño de Mohammad Qambar, ejecutó la obra la empresa de Macael Artesanos del Mármol S.L., destaca José Luis Sánchez.

Para redondear el apoyo de la época a Kuwait, además del monumento y la plaza Juan Cerrillo cuenta que el Ayuntamiento de Torremolinos aprobó hermanar la ciudad con Kuwait capital.

Inaugurado en 1992 con la presencia del autor, la escultura contaba originalmente con una valla protectora, estaba además perforada de arriba abajo para que un surtidor la convirtiera en fuente y fue portada de un diario de Kuwait, así como de una revista kuwaití de arte.

La obra costó finalmente cinco millones de pesetas -el mármol y la obra de Macael-. Fue costeada en más de un 99 por ciento por ciudadanos kuwaitíes,aunque también participó algún periódico del país e incluso un príncipe, explica Ebrahim Al Khabbaz, que aportó 10.000 pesetas.

Pero la iniciativa no continuó. A partir de la llegada del popular Pedro Fernández Montes, alcalde de Torremolinos los siguientes veinte años, la fuente lejos de completarse fue desplazada unos metros de sitio, ya sin la valla protectora y se deterioró con el tiempo. En cuanto al hermanamiento con Kuwait capital, que además del rédito simbólico podría haber traído rédito empresarial, nunca se llevó a cabo. «Hice un intento con el PP de Mijas para que hablara con el alcalde y terminara la segunda fase de la fuente. Mandé un correo a la concejala de Cultura pero nunca contestó», resume Juan Cerrillo.

Tras la reciente marcha de Fernández Montes de la alcaldía los tres impulsores de la iniciativa, el exconcejal de Turismo, José Luis Sánchez y Ebrahim Al Khabbaz pretenden devolver el realce perdido a la fuente y que el famoso hermanamiento, aprobado hace más de veinte años, se haga por fin realidad.

Como explican, hace unas dos semanas se reunieron con el nuevo alcalde de Torremolinos, el socialista José Ortiz, que respalda la idea de rehabilitar la obra, convertirla en fuente como estaba previsto en el proyecto original, dignificarla en otro emplazamiento y llevar a cabo el hermanamiento. El paso de los años, señalan, además de deteriorar la escultura -a la que le faltan varias hojas de palmera- también provocó que el escultor kuwaití se desilusionara, pues esperaba que su obra fuera el preámbulo al hermanamiento de las dos ciudades. «El Banco de Kuwait quiso comprar el monumento para instalarlo a la entrada de su sede central», recuerda José Luis Sánchez.

La recuperación de este monumento, desconocido para la mayoría de vecinos de Torremolinos, incluiría una placa de agradecimiento a los kuwaitíes y resto de personas que sufragaron la obra, placa que nunca se instaló.

De esta aventura Juan Cerrillo, José Luis Sánchez y Ebrahim Al Khabbaz conservan, al igual que conservaba el desaparecido alcalde Miguel Escalona, una réplica a escala de la escultura, regalo del autor, que también se quedó con una réplica.

Juan Cerrillo destaca las importantes repercusiones que para Torremolinos podría tener hermanarse con la capital de Kuwait. «No creo que haya muchos monumentos de este estilo en el mundo y un hermanamiento con Kuwait tendría un eco internacional». Sería, completa José Luis, una forma de tratar de recuperar la importante colonia de kuwaitíes que contaban con segunda residencia en Torremolinos y atraer nuevas inversiones. El monumento a la Paz podría salir, quizás el año que viene, de una inmerecida invisibilidad.