Llegó puntual el ministro gracias al coche oficial que lo acercó desde la Catedral de Málaga hasta el Paseo del Parque. Se iba a quebrar andando Jorge Fernández Díaz, que se bajó del vehículo con cara de desnortado, quizás exhausto tras darlo todo en la misa de diez. Ni el himno nacional ni la bandera provocaron que mejorara su gesto ni su andar, cansado uno y cansino el otro al tiempo que se palpó los bolsillos sin demasiada fe, como si buscara sus llaves a sabiendas de que las había perdido para siempre. Por un momento pareció que se lo iba a confesar a uno de los miembros de la banda de música, pero finalmente enderezó el rumbo, no la percha, y pasó revista con cara de buscar un culpable entre los uniformados.

La revista sólo la vivieron con nitidez los de siempre, la flor y nata que se repartió una tribuna sin nada de sombra. Cosas del karma, pero lejos de la marginación que vivieron muchos malagueños de a pie y de pie, entregados igualmente a la Guardia Civil tras lejanos cordones de seguridad, vallas y arbustos de más de metro y medio. El que quiera verlo mejor, que forme un partido y se presente a las elecciones.

El saludo a las autoridades y el besamanos a la curia dieron paso por fin a los verdaderos protagonistas del día. La Guardia Civil, sus agentes, vinculados a la provincia desde la fundación del cuerpo en 1844, cuando Málaga, Granada, Almería y Jaén quedaron integradas en el Séptimo Tercio. Según Fernández Díaz, en diciembre de ese año esta unidad ya contaba con un jefe, 14 oficiales y 267 individuos de tropa que lucharon cuerpo a cuerpo con las peligrosas cuadrillas de bandoleros que actuaban impunemente en los caminos de la Serranía de Ronda.

Lucha antiterrorista

Hoy, el instituto armado suma en Málaga más de 2.000 guardias civiles, aunque el director general del cuerpo, Arsenio Fernández de Mesa, no pasó por alto los nombres y apellidos de los siete agentes malagueños de este cuerpo fallecidos a manos de terroristas. Antonio López Cazorla (1977), Andrés Silverio Martín (1978), Juan Jiménez Gómez (1978), Juan García León (1980), Francisco Montenegro Giménez (1981), Manuel López Fernández (1982) y Francisco Muriel Muñoz (1986) fueron recordados uno a uno antes de que el ministro destacara el papel de la Guardia Civil en la victoria sobre ETA, lucha que le ha costado 243 muertos entre 1968 y 2009.

Por reciente, Fernández Díaz destacó la operación Pardines -denominada así en honor al primer guardia civil asesinado- que ha permitido detener en Francia a los miembros de la cúpula de la banda terrorista David Pla e Iratxe Sorzábal, aunque también subrayó la «tenacidad» y la «perseverancia» que ha demostrado la benemérita con la detención, 18 años después, del presunto asesino de Eva Blanco. «La persistencia en encontrar la verdad y en lograr que imperen el orden y la ley nos tranquiliza como ciudadanos y nos enorgullece como españoles», abundó.

Pese a que la Guardia Civil «es mucho más que cifras y balances», el ministro continuó con los piropos, ya que, junto a la Policía Nacional, considera a los guardias civiles corresponsables de que España sea el tercer país de la UE con la tasa de criminalidad más baja: «Con vuestro trabajo habéis contribuido a que la tasa de criminalidad en España sea, actualmente, de 44 infracciones penales por cada 1.000 habitantes, la más baja de los últimos 12 años, y muy inferior a la de finales de 2011, que era de 48,4». A nivel estadístico, Fernández Díaz sacó a relucir cómo este cuerpo ha sumado más de 1.700 detenidos e imputados, 22.000 inspecciones y ha hecho aflorar 35,5 millones defraudados durante los años de crisis persiguiendo «los efectos de esa economía insolidaria y egoísta que defrauda a la Seguridad Social y sobre todo a los más necesitados». También destacó la lucha contra la inmigración irregular. Y no sólo a nivel tecnológico y operativo en materia de vigilancia de costas, donde han rescatado a más de 15.000 personas, sino en la dura batalla que los agentes prestan en las fronteras de Ceuta y Melilla. «Habéis volcado vuestro esfuerzo hacia el drama humanitario que se vive en aguas del Mediterráneo oriental», aseveró antes de que más de 600 agentes y 95 vehículos de distintas unidades de este cuerpo ejecutaran en menos de diez minutos un desfile que concentró a miles de malagueños en el Paseo del Parque.