Representantes de la plataforma ciudadana Bosque Urbano Málaga -que como adelantó La Opinión, presentó hace justo una semana en la barriada del Torcal una infografía con su proyecto de gran bosque para los antiguos terrenos de Repsol de 177.000 m2- visitó el pasado jueves esta parcela entre la Cruz del Humilladero y la Carretera de Cádiz, para rebatir las críticas del equipo de gobierno a este proyecto que, subrayan, «es totalmente apolítico».

El lunes de esta semana el concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, juzgo «inviable» el proyecto de la plataforma por no ajustarse al PGOU y no contemplar la continuación del bulevar Adolfo Suárez que, en teoría, enlazará en el futuro la Ronda Oeste con la avenida Juan XXIII.

A este respecto Ángel Sánchez Blanco, miembro de Bosque Urbano Málaga y catedrático de Derecho Administrativo en la UMA señaló que «la principal distribución de tráfico en al zona es el eje norte-sur, no este-oeste» y puso en duda la conexión con la autovía, que ha sido rechazada por Fomento. «El vial está hecho como una provocación pero funcionalidad no tiene ninguna», argumentó.

Además, restó importancia al hecho de cambiar el PGOU. «Se ha cambiado muchas veces, acaban de quitar una gasolinera de la parcela» y recordó que lo fundamental es ajustarse al texto refundido de la Ley del Suelo, «que señala que un plan estratégico se tiene que ajustar a la idea de sostenibilidad ambiental y está claro que aquí se ha distorsionado totalmente. Ha primado lo inmobiliario y se han trivializado las zonas verdes».

A este respecto, el diseñador gráfico Javier López, también miembro de la plataforma, criticó el retroceso que ha supuesto en 30 años pasar del PGOU del 83, «cuando se contemplaba un área verde en su integridad en Repsol» al actual de 2011, que reduce la zona verde a 80.000 m2.

Los portavoces de la plataforma criticaron el PGOU actual, que dispone 900 viviendas en cuatro torres de un máximo de 35 plantas y 400 VPO además de zonas comerciales y recordaron que a estas viviendas hay que sumar las que se construirán en el vecino polígono de San Rafael. «Cuidado con las 3.000 viviendas que van ahí y las de Repsol. ¿Qué quiere usted ubicar 5.000 viviendas y quitar el único espacio de proyección?, ¿dónde está la regeneración y proyección de los tejidos urbanos?», se preguntó el geógrafo Sergio Reyes.

En este sentido, recordó que la plataforma CAT-MED, en la que participa el Observatorio de Medio Ambiente Urbano del Ayuntamiento, establece un estándar de densidad de población de 120 habitantes por hectárea y en la Carretera de Cádiz «hay zonas con hasta cuatro veces más y en la Cruz de Humilladero valores muy, muy altos de densidad edificatoria», destaca el geógrafo.

La plataforma también rebatió las pérdidas económicas que supondría no contar con los derechos urbanísticos y tener que indemnizar al Sareb (el banco malo), que tiene parte de los terrenos, además del propio Consistorio. El concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, señaló el mes pasado que la inversión global, incluidos los edificios y el parque, rondaría los 255 millones de euros.

Para Ángel Sánchez Blanco, el Ayuntamiento no tendría que indemnizar con dinero al Sareb, «porque puede darle aprovechamiento en otro sitio de Málaga».

Con respecto a las cifras millonarias que perdería la ciudad, el catedrático de Derecho Administrativo quiso darle la vuelta al argumento: «¿Qué valor puede tener esto si aquí se instala una laguna autorregulable y en Málaga se hace propaganda de la recuperación medioambiental de este terreno?, aparte del bienestar de la gente que está aquí y que tiene derecho a un espacio verde y digno».

Por su parte la gestora cultural Ana Ferrer puso en duda que las zonas comerciales previstas por el actual PGOU reactiven la Cruz del Humillladero. «El pequeño comercio, con un centro comercial se viene abajo».

Por otro lado Javier López resaltó la «paradoja» de que el Ayuntamiento de Málaga forme parte del grupo GSEC, una red de ciudades verdes que aboga por forestar espacios urbanos degradados en el sur de Europa y que sin embargo plantee esta solución para la parcela de Repsol. «En junio celebrarán un congreso en Valladolid y nos han llamado muy sorprendidos de que el Ayuntamiento de Málaga se niegue al bosque urbano», manifestó Ana Ferrer.

Javier López puso por contra el ejemplo de Zaragoza, que con fondos europeos creará un bosque urbano «que va a ser de interés turístico y un activo económico».

Los miembros de la plataforma confían en que la próxima consulta ciudadana convenza a los malagueños de las bondades de un proyecto apolítico que, para empezar, persigue lo que los políticos malagueños querían hace 33 años: destinar todos los terrenos de Repsol a zona verde.