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Ecología

Novios e invitados, a la boda en bicicleta

Dos directivos de la asociación Ruedas Redondas se convierten en marido y mujer de una forma pionera

Una boda, a dos ruedas

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Medio centenar de invitados y, por supuesto, la pareja de novios, Mariví y Juan Ramón. La comitiva nupcial que este sábado recorrió una docena de kilómetros desde el corazón de la capital costasoleña hasta las playas de La Cala del Moral no dejó indiferente a ninguno de los testigos que pudo contemplarla. Era la primera boda a dos ruedas que se celebraba en la provincia. El ya matrimonio ni siquiera sabe de otra experiencia similar en el resto de España. Sí que hay antecedentes, pero en otros países.

Ambos se conocieron como integrantes de la directiva del colectivo ciclista Ruedas Redondas, que agrupa a un millar de asociados de toda la provincia. Y han querido sellar su amor en bicicleta, como si se tratases de «Pancho y Bea» con el resto de la pandilla de la mítica serie «Verano Azul».

«Queríamos que fuese así. Llevamos cuatro años juntos y la bici ha sido una protagonista muy importante en nuestras vidas. Pero lo cierto es que todo lo hemos organizado en muy poco tiempo. Fue en marzo cuando decidimos planificar la boda, con estas características», relata la novia. Tanto ella como Juan Ramón, como activistas de tan saludable vehículo, quieren con su ejemplo contribuir a la apertura de nuevos carriles bici en la provincia, a que la ciudadanía sepa que se puede dejar el coche incluso a la hora de diseñar cualquier evento importante.

Numerosas paradas. «Queremos hacer ver que hasta para casarte puedes quitar de la circulación decenas de coches. Lo que podamos aportar al cuidado de nuestro entorno, mucho mejor será para las generaciones futuras». Y lo explica Mariví en presencia de sus dos hijos y de los tres de Juan Ramón, porque ambos ya estuvieron casados y en la ceremonia participan como invitados hasta algunos nietos, así como sus padres. «Hemos diseñado el itinerario para que puedan hacer todos los invitados, sin que tengan que tener unas condiciones físicas especiales. Además, a lo largo del recorrido hemos hecho paradas, de forma que se pudiera reagrupar el pelotón», añade Juan Ramón.

Llegados a La Cala del Moral, el núcleo costero de Rincón de la Victoria, todos los asistentes, vestidos con motivos marineros y ya aparcadas sus bicicletas -ataviadas para la ocasión con ramos en el caso de las féminas y sombreros, en el de los hombres-, disfrutaron de una ceremonia muy especial a pie de playa y del posterior almuerzo en el restaurante Chiringueti.

«Esta boda también quiere servir de acto reivindicativo. Porque en Ruedas Redondas venimos denunciando que no existe una vía accesible y cómoda para ir en bicicleta de Málaga a Torremolinos. El paso a través del río Guadalhorce debería estar adaptado. Pero también llevamos años demandando un itinerario desde el litoral hasta el Jardín de la Concepción, aprovechando parte del cauce del río Guadalmedina. Sería una forma de fomentar las salidas en familia sin tener que hacer uso del coche», argumenta Mariví.

Como ella misma expresa, ojalá que cada vez sea más fácil pedalear por la gran ciudad.

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