Francisco de la Torre ha recorrido infinitos kilómetros en 16 años, y casi todas en torno a Málaga. Siempre movido por una vocación y pasión innegable por el trabajo, la evolución que ha experimentado la ciudad, afirman los que le rodean, es el fiel autorretrato de su propia vida. Hasta el punto de convertir a Málaga, como se ha sabido esta semana, en el tercer destino turístico favorito entre los españoles. Cuando De la Torre accedió por primera vez a la alcaldía en sustitución de Celia Villalobos, allá por el año 2000, apenas nadie que no fuera de la élite política conocía sus apellidos ni su fecha de nacimiento. Ahora son muchos los malagueños que saben que aquel hombre de ojos pequeños, nariz un poco alargada y rostro casi siempre alegre, que se levanta a las cinco de la mañana para lidiar con una agenda maratoniana, pasará el rubicón de los 74 años el próximo 21 de diciembre.

Y es aquí donde radica a su vez uno de los principales problemas que tiene ahora el PP de cara al futuro. Durante todo este tiempo la política municipal de los populares ha estado fuertemente marcada por la personalidad de De la Torre y ha basado su fuerza en identificarse con quien ha sido capaz de enlazar tres mayorías absolutas para mantener la hegemonía del PP en la capital. Como prueba de ello, sólo hay que recordar la última campaña electoral de las municipales que se libró sin apenas distintivos del partido. «El PP en Málaga es Paco de la Torre», llega a afirmar gente de su propio partido cuando se le pregunta sobre el peso electoral que ha tenido su figura, y que no le ha hecho depender de unas siglas para seguir encadenando victorias.

Un desentendimiento progresivo del partido que también ha llevado a De la Torre a ir devorando, quizá sin darse cuenta, a todo aquel que le haya hecho sombra de la misma manera que lo hacen aquellas figuras de madera rusas, donde la más grande se va comiendo a la anterior. Tan alargada es su sombra, que ahora multiplica las dudas que flotan sobre la dirección del partido para ver cómo logra hacer la digestión de un anuncio que echa a perder de un plumazo el mantenimiento de los viejos equilibrios.

La marcha anunciada de De la Torre, cuando restan más de dos años todavía de mandato, se convierte ahora en una oportunidad perfecta para comprobar las verdaderas lealtades que mantiene el todavía alcalde. Con muchos de sus concejales temerosos de enunciar movimientos que pudieran afectar a su propio futuro, ahora tienen barra libre para ir mostrando predilección por un posible candidato sin miedo a las consecuencias. La fase de sucesión ha comenzado de lleno y hay muchos intereses en juego.

Sorpresa. Admite el entorno de Elías Bendodo que tanto las formas como el momento por las que optó De la Torre para anunciar su marcha pillaron al partido con el paso cambiado. No es que sea algo que no se supiera. El propio Bendodo ha manifestado a lo largo de la semana en reiteradas ocasiones que conocía la decisión de boca del alcalde. Mario Cortés, relegado de la portavocía por el propio De la Torre, afirmó lo mismo entre bambalinas. Si el anuncio en sí era deseado, cabe recordar el intento frustrado de llevarse al alcalde al Congreso durante las últimas elecciones generales, no lo ha sido tanto el momento por lo que conlleva de especulaciones sobre el futuro del PP a nivel municipal. «Ha sido el alcalde quien ha abierto el debate de sucesión con este anuncio», se lamentaron desde entornos cercanos a la dirección partido.

Para zanjar el debate, Bendodo, a su vez favorito número uno para convertirse en el próximo candidato del PP al Ayuntamiento de Málaga, pospuso la decisión para dar con un sustituto hasta la primavera de 2018. En el partido verían con buenos ojos un relevo pacífico que permitiera al futuro candidato coger carrerilla electoral. Una concesión que choca sin embargo con el deseo de De la Torre de apurar su mandato hasta el último día.

Futuro. No hay nadie que conozca mejor a De la Torre que el propio Bendodo. Ninguno como él para ratificar la tozudez de éste para permitir una transición suave. Así, bajo la apariencia de normalidad y una supuesta relación fluida entre ambos, hemos entrado ahora en la siguiente espiral: a Bendodo se le pregunta por su ambición para ser el futuro alcalde de Málaga y éste responde un poco vagamente lanzando balones fuera, por muy fuerte que sea la excitación de imaginarse por un momento con el bastón de mando. Eso exige leer entre líneas y como en el PP no buscan al candidato perfecto, sino al candidato perfecto que logre evocar en los malagueños a Paco de la Torre, se dan algunas pistas.

Dijo Carlos Conde que lo más importante de cara al futuro es lograr que los malagueños identifiquen al nuevo candidato del PP como una especie de brazo prolongado del todavía alcalde. Alguien dispuesto a recoger el guante para prolongar su legado y en ese contexto maduran especialmente las palabras pronunciados por Bendodo durante su paseo por el Rastrillo de Nuevo Futuro: «Conozco bien a Paco de la Torre. He trabajado codo con codo con él durante diez años. Todo lo que he aprendido en política y en gestión municipal lo he aprendido de él e intento aplicar en el día a día las experiencias que me vienen de él. Soy de Málaga y estoy encantado de trabajar para la ciudad y la provincia». Hay declaraciones que se pronuncian como el que no quiere la cosa y que iluminan más que mil antorchas.

Un POSE de mayorías. El partido congregó a cargos y representantes públicos. Lanzada después de recibir el apoyo expreso de José Luis Rodríguez Zapatero, la presidenta de la Junta de Andalucía llegó a Málaga en una clara demostración de fuerza. El poder de Susana Díaz, al menos en lo orgánico, quedó sobradamente probado durante la celebración del comité Mediterráneo de la Internacional Socialista que se clausuró ayer en el Palacio de Congresos. «Los socialistas andaluces siempre ayudaremos a que el partido se levante lo antes posible», es de lo poco que soltó en clave interna. El día anterior, en un desayuno con periodistas, Mario Jiménez evitó pronunciarse sobre el asunto. «Lo importante es ahora el proyecto», adelantó, eso sí, fecha para el próximo comité federal. El 16 de enero se tratarán de conjugar futuras citas y hoja de ruta.

Bendodo, el insumergible

La relación entre políticos es tan severa que ni siquiera contemplando las magníficas obras de arte que se exponen en el flamante Museo de Málaga les es posible dejar de lado la actualidad política. Durante un momento de la visita guiada, Íñigo Méndez de Vigo, Susana Díaz y Elías Bendodo coincidieron delante del imponente cuadro de José Gartner de la Peña, titulado Destrucción de la Armada Invencible. Un óleo sobre lienzo que retrata el naufragio de una armada. Empezaron las bromas barruntando a Díaz un futuro similar si da el salto a Madrid. Ésta devolvió la alusión señalando a Bendodo y su hipotético papel como sucesor de De la Torre, a lo que Méndez de Vigo espetó lo siguiente: «Éste es insumergible». Ahí están los dos, tratando de esquivar su iceberg.