La suma de los talentos amplifica y dimensiona los resultados de esa adición. Es el caso de la colaboración, personal y profesional, que acuñan desde hace años el arquitecto José Seguí y el actor Antonio Banderas. Esa colaboración viene de largo, en torno a 2004, cuando ambos se conocen por mediación de amigos comunes. Enseguida surgió la chispa de la colaboración y Banderas puso en manos de Seguí hacer realidad su sueño largamente tejido: abrir en Málaga un teatro para enseñar a jóvenes actores y para traer espectáculos escénicos internacionales. Es así como surge la idea del teatro del puerto. Había una parcela de unos 5.000 metros, junto al suelo destinado al auditorio, ideal para levantar el teatro. Seguí realizó los dibujos y la idea se presentó, pero no pasó de ahí. Los problemas se acumularon de golpe y frustraron ese primer intento.

Pero no cedieron al desencanto. Banderas siempre mantuvo su idea de levantar su teatro en Málaga y confiaba en Seguí para realizarlo. A lo largo de estos años, uno y otro han mantenido abierta la búsqueda de otras localizaciones posibles, pero las zonas no eran las ideales, por su lejanía del Centro.

Así que cuando surge el concurso del Astoria, Seguí planea presentarse y lo primero que hace es llamar a Banderas para plantearle allí la idea del teatro. Al actor le encanta y enseguida se pone a trabajar y busca la colaboración de Starlite como socio económico y gestor.

Banderas, que siempre confió en Seguí para hacer factible su sueño teatral, puede ver ahora culminada esa ilusión gestada en la suma de talentos.