El pasado aguarda en los semáforos de Málaga. Tuctuctuc, tactactac. El petardeo del tubo de escape y una nube azul de gases malolientes impregnan la ropa. El delatador olor a gasolina es una de sus principales características. Un ciclomotor. El invento, en su versión más básica, es tan sencillo como efectivo. Un corte de mangas en toda regla a las grandes aglomeraciones de tráfico que se registran en la capital de la Costa del Sol. Un clásico dentro de la estampa que conforma ese imaginario colectivo al que tantas veces se alude. Pero empiezan a surgir disrupciones. Hay un cambio de paradigma que comienza a manifestarse con nuevos elementos. Un cambio de paradigma que responde al nombre de movilidad eléctrica.

El futuro, en consecuencia, aguarda en los semáforos de Málaga. El alcalde, Francisco de la Torre, se tomó muy en serio la apuesta por la smart city y la cosecha está llegando. Se aproxima de manera casi silenciosa. En todo caso, un ruido casi inapreciable provocado por la inercia. Un nuevo espécimen que ha irrumpido en esto que se llama la jungla del tráfico malagueño. Aunque lleve pocos meses, ya goza de una contrastada aceptación. Esta abeja Maya sobre dos ruedas, inconfundible por su amarillo chillón, responde al nombre de Muving y forma parte de una flota de motos eléctricas que se han desplegado por la capital de la Costa del Sol. Es la última pieza visible dentro de una revolución que está llegando a las grandes ciudades. El grito de guerra es el siguiente: cero emisiones y cero contaminación acústica. La movilidad, tal y como se conocía hasta ahora, está llamada a cambiar. Los que sueñan con una ciudad de pulgar verde ya dan por enterrado al motor de combustión y empiezan a babear con unas carreteras libres de humo. En estas aspiraciones, en las que se imbrica el deseo con la realidad, emana una palabra con fuerza: movilidad eléctrica. En Málaga, sirva el ejemplo de las motos de Muving, como un indicio de que algo está cambiando.

El director general de Endesa en Andalucía, Rafael Sánchez Durán, no duda en barruntar con fechas para certificar la muerte del motor de combustión: «Volvo ya ha anunciado que para 2019 dejará de producir coches que no sean eléctricos o híbridos. Francia quiere poner fin a la venta de los diésel y gasolina antes de 2040». Decisiones estratégicas y políticas que dan una idea de por dónde va a ir el camino. En España, grandes urbes como Madrid o Barcelona ya están restringiendo la entrada a determinadas zonas de la ciudad a los vehículos más contaminantes.

En el caso de Málaga, al menos por ahora, no es algo que esté sobre la mesa. Esto no significa que no exista una sensibilidad con la movilidad eléctrica. Ahí han quedado las huellas del zem2all por la ciudad. A lo largo de cuatro años se fraguó en la ciudad el mayor experimento demostrativo de movilidad eléctrica en España. Bajo la adjetivación futurista del proyecto, han ido transitando por Málaga los pequeños bólidos en forma de huevo. Ahora se siguen viendo por las calles, abanderando la movilidad sin contaminación y sin ruido. Si la movilidad eléctrica se quiere entender como algo que va más allá de una palabra que está de moda, cabe fijar una definición y ver qué engloba. «La movilidad actual tiene una energía que está basada en el fósil. La movilidad eléctrica, por contra, es la sustitución de esta energía fósil por la electricidad descarbonizable», resume Sánchez Durán. La combustión, asegura el experto de Endesa, está directamente relacionada con la emisión de CO2. «El combustible tiene que desaparecer y en sustitución tiene que aparecer la electricidad descarbonizable. Y que esa electricidad tenga el menor impacto en CO2». Porque el actual modelo, explica Sánchez Durán, tiene una característica principal que está reñida con la sostenibilidad: está concebido como un modelo individual. Eso significa que en España, de cada 1.000 ciudadanos, 500 tienen un vehículo propio. En un modelo basado en el combustible, el impacto ambiental está garantizado. Para Sánchez Durán una de las claves está en el avance de modelos compartidos como el car sharing. Modos de conducción basados en compartir vehículos eléctricos.

Para lograr que el cambio anhelado por muchos sea satisfactorio, la movilidad no puede perder su principal esencia.

¿Cuál es? De entrada, es una expresión de libertad. Uno sale por las mañanas y contempla las principales arterías llenas de coches. Lo que se ve va más allá de simples carreteras abarrotadas. El mundo globalizado y la economía se basa en una premisa fundamental: tenemos que tener disposición para movernos. Para que la movilidad eléctrica pueda triunfar, esta premisa fundamental no se puede romper. Por lo tanto, se tienen que crear las condiciones para que el uso de alternativas eléctricas no se traduzca en un perjuicio para el que apuesta, por ejemplo, por comprarse un vehículo eléctrico.La situación en Málaga

Hablar del vehículo eléctrico en Málaga es hacerlo todavía de un parque muy reducido. Según los últimos datos publicados por Anfac (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones), entre los meses de enero hasta octubre de 2017, se han matriculado un total de 81 vehículos puramente eléctricos (sin contabilizar a los modelos híbridos). Las ventas marcan una clara tendencia al alza si se comparan estos datos con los de 2016. En el mismo periodo de tiempo, el total de vehículos matriculados era tan solo de 24. Los datos reflejan, por otra parte, que Málaga es la provincia andaluza con más vehículos eléctricos. La segunda, Cádiz, con 40, no llega a la mitad. El tercer lugar lo ocupa Sevilla con 39 matriculaciones.

A pesar de todo, la expansión del vehículo eléctrico va todavía con el freno de mano echado. Las cifras, si se comparan con otras ciudades europeas, son casi irrisorias. El quid de la cuestión está en que todavía no hay creada una infraestructura adecuada. Las llamadas gasolineras eléctricas escasean todavía en Andalucía y aquí aparece el principal lastre: la todavía limitada autonomía de los vehículos eléctricos. Sumada a una falta de puntos de carga fuera de la urbe, supone un cocktail ponzoñoso. Nadie compra un coche asumiendo, de entrada, que se puede quedar tirado en la carretera. Se atisban mejoras, en todo caso. El consejero de Empleo de la Junta de Andalucía, Javier Carnero, anunció en octubre una importante paso para avanzar sobre el terreno. Dentro del llamado Plan por la Movilidad Eléctrica está previsto instalar un total de cuatrocientos puntos de recarga. Si se pone el ojo exclusivamente en Málaga capital, existen ahora mismo un total de 24 puntos de carga. Estos se reparten entre hoteles, concesionarios y vestigios del proyecto zem2all. Los aparcamientos de Smassa están todos dotados con puntos de carga. El presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Málaga, Fernando Pastor, ha reclamado a las administraciones públicas incentivos para la instalación de estos sistemas de carga en los garajes de las comunidades. El camino está marcado.

Puntos de recarga para vehículos eléctricos en Málaga situados en parkings, concesionarios, hoteles y grandes almacenes