El lío lo montaron tres socialistas: Francisco Conejo, Sergio Brenes y Rafael Gálvez. Encargaron en la previa una palmera en Casa Kiki, donde las palmeras padecen de gigantismo, que acusaba o alababa según como se mire: 75 años. La nueva era que inauguró este jueves el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, al que iba dedicada la repostería de los humildes con motivo de su cumpleaños. Fue en una escena afectuosa, antes de que se celebrara el pleno correspondiente al mes de diciembre en el Ayuntamiento. La idea, se supone, era sincera. Alejada de un número circense, aunque se era consciente de la presencia de las cámaras. De la Torre reaccionó con naturalidad, mostrando su agradecimiento. Tampoco eufórico. Ligeramente emocionado, si acaso.

Nunca se sabe muy bien si es buena idea publicar la edad de alguien. Ahí está como prueba el eterno misterio de Isabel Preysler, aunque aquí se acaben los paralelismos entre ambos. Nunca se sabe tampoco del todo cuáles son las verdaderas expectativas del concejal Conejo, aunque se sospecha que espera sacar algo a cambio de cada gesto. No le guardan en el PSOE una admiración incondicional a De la Torre. Al menos, en lo político. Hasta les gustaría que se jubilara y diera paso al heredero natural, al que ven con menos tirón en las urnas. ¿Estarían buscando evidenciar en la opinión pública que el alcalde es ya muy mayor? ¿Los socialistas corroborarían esta hipótesis elucubrada sin grandes aspiraciones? Si estuviera tan claro que la felicitación ayudaría, ¿la iniciativa vendría de su propio partido?

Aunque tampoco está tan claro si es eso lo que quieren en su partido. O si De la Torre es un convencido a ultranza de la formación a la que representa o más bien se representa a sí mismo.

El regalo, si viene de la oposición, tiene que ser envenenado, sentenciaría el teórico. El que no estaba para repartir regalos era Manuel Belmonte, que amenazó con amargarle los 75 y los que hagan falta a De la Torre si no desiste en su proyecto de una Limasa híbrida. No hay palmera con suficiente tamaño como para endulzar esta relación.

Ahora que está de moda decir que los 40 son los nuevos 30 y así sucesivamente, hasta que uno cree volver a estar en el primer beso, De la Torre dio muestras de capacidades físicas como para un mandato más o los que le echen. No ocurrió nada más en un día que sirvió para despedir el año de manera movida fuera del salón de plenos. Una vez finalizada la rendición de cuentas, se celebró, eso sí, la tradicional copa de Navidad en honor a los medios de comunicación. De la Torre destacó el papel importante de los periódicos en una sociedad que quiera aspirar a algo. Un mensaje acertado, sin duda, cuando son una herramienta que se antoja esencial.