En 1979, sin hablar una palabra de español, el joven malagueño José Cristóbal Pérez, emigrante retornado de Francia, entró en el Instituto Sierra Bermeja para continuar BUP, pues en su país de adopción había hecho la FP de Metalurgia. Y aunque el centro no tenía el equipamiento técnico de un instituto francés, confiesa que descubrió «una humanidad enorme, los profesores eran queridos, eran personas que cuidaban de ti y se reían con los alumnos».

José Cristóbal prometió ser uno de esos alumnos que tanto le deslumbraron y además, decidió aparcar su futuro en una fábrica y seguir con los estudios superiores. Hoy es profesor de Francés e Inglés en el Instituto Sierra Bermeja.

El centro, que esta semana ha conmemorado con varios actos el medio siglo, le cambió la vida a él y a miles de malagueños, muchos de ellos de los vecinos pueblos de Colmenar y Casabermeja.

La historia comenzó en el curso 1967/68, cuando Málaga estrenó un moderno centro educativo junto al río Guadalmedina, en la zona norte de crecimiento de la ciudad, en la actual avenida Ramón y Cajal. Todavía no era, oficialmente, el tercer instituto de Málaga, sino una sección delegada de los dos existentes hasta entonces en la provincia: el de Martiricos (masculino) y el Gaona (femenino), ante el altísimo número de alumnos de estos centros.

El primer jefe de estudios de esta sección delegada, pues no ostentaba el cargo de director, fue Antonio Cañete, que venía de Martiricos y al año siguiente,Enrique Fernández Quiñones, procedente del Gaona, profesor de Lengua y Literatura Griega, que se convirtió en el primer director. Porque en el curso 1969/70 ya fue el Instituto Sierra Bermeja, tras unas reñidas votaciones del claustro en las que se barajaron nombres como Juan Breva, Cardenal Herrera Oria, Guadalmedina o Mare Nostrum. El de Sierra Bermeja fue un nombre que se adoptó, señala el escrito de aprobación, por reunir «una inestimable serie de cualidades, por su eufonía y sus evocaciones históricas y geográficas».

Fue, además, el primer instituto mixto de Málaga, aunque como recuerda Paqui Lora, actual secretaria del centro, hasta 1972 los alumnos y las alumnas no compartieron la misma clase. «En los comienzos había tres entradas: una para la administración y los profesores, otra para los niños y una tercera para las niñas que estaban en clases separadas».

En los actos conmemorativos, el instituto ha querido recordar a su creador, el arquitecto malagueño José María Santos Rein (1929-2007), a quien le ha dedicado una plaza dentro del centro. El arquitecto diseñó un auténtico instituto jardín, frente a Ciudad Jardín, que 50 años más tarde continúa llamando la atención por su original diseño, con las aulas repartidas en casas mata, acompañadas por patios para que también se pudieran impartir clases al aire libre, además de zonas administrativas comunes y una capilla central que en nuestros días es el salón de actos.

Los primeros años del instituto los recuerda bien Luis Palomo, actual profesor de Física y Química, quien en 1967, a los 9 años, entró en Preparatoria. «Los maestros antiguos eran durísimos, exigentes y pegones», recuerda, algo que contrastaba, subraya, con la nueva hornada de maestros que también entró en esos inicios del centro, comparables a los de nuestros días. Esos nuevos profesores, en absoluto chapados a la antigua, fueron los que dieron la impronta al Sierra Bermeja todavía en plena dictadura de Franco. «El profesorado de aquí era un poco rebelde, intentaba formar un espíritu crítico en el alumnado», cuenta la vicedirectora María Pinazo.

Prueba de ello, en el arranque de la Transición, en abril de 1977, es la detención de un profesor por supuestos comentarios políticos. «Le pusieron las esposas delante de los alumnos», recuerda José Cristóbal Pérez.

Por cierto que un año antes, en 1976, el Sierra Bermeja tuvo su primera directora, la profesora de Lengua y Literatura Latina Rosa Francia. Por entonces, el Ayuntamiento de Málaga cedía por una concesión de 99 años el resto de terrenos asomados al Guadalmedina, donde se construyen la zona nueva del laboratorio, el gimnasio cubierto y las pistas deportivas.

El instituto, no hay que olvidar, nació en unos tiempos en los que Málaga no contaba todavía con universidad, y ejerció de motor cultural con un importante ramillete de actividades: bailes, conciertos, teatros, talleres de fotografía, cerámica y un taller de poesía, Tediria, promovido por el profesor Dámaso Chicharro, que dio mucho que hablar y que editó su propia revista anual de creación literaria durante cinco cursos, de 1980 a 1985, con el mismo nombre.Alumnos destacados

Un recital poético-musical del Tediria fue otro de los actos de esta semana para celebrar el medio siglo del instituto, que en la actualidad ofrece, entre otros elementos, además de ESO y Bachillerato, Formación Profesional Dual (ciclo de grado superior de Óptica de anteojería); es el segundo centro de Málaga con Erasmus Plus y cuenta con dos aulas de Educación Especial.

Alumnos como el actor Antonio de la Torre, el abogado y exconcejal de IU Pedro Moreno Brenes, el presidente del club Unicaja de Baloncesto, Eduardo García y la saga de deportistas Pérez Frías han pasado por sus aulas.

50 años del primer instituto mixto de Málaga, que sigue marcando vidas y ya es inolvidable para estudiantes de varias generaciones.