­El calor entra en campaña. Era una cuestión de tiempo. Al igual que la llegada de unas primarias al PP. Ir a menudo a los congresos nacionales a que te nombren por dedazo era lo que se llevaba, pero la democracia orgánica se ha impuesto entre los populares y Málaga fue la primera parada. En este programa de variedades volátil que representa la política, Soraya Sáenz de Santamaría ha pasado en unas pocas semanas a ser considerada la mujer más poderosa del país, a lanzarse a la dura tarea de la captación del voto a pie de calle. La vida, algunos lapsus aparte, es una enorme ventana de oportunidades.

Primer día de carrera de las primarias y junto a Sáenz de Santamaría acudió al encuentro toda la cúpula regional, provincial y municipal del PP. En algún momento reciente, no se sabe muy bien cuándo, se ha puesto de moda recorrer las calles en cliché de besamanos. Sáenz de Santamaría llegó a primera hora de la mañana a Málaga. En el Café Central esperaba una mesa para el desayuno y sentada en ella varios concejales municipales. Entre ellos, Carlos Conde, moviéndose discretamente de un lado para otro y saludando educadamente los periodistas. Esa mesa, llena de cargos esperando reverencialmente hasta que llegue la invitada principal, también es el PP. Todavía deben decidir en qué dirección nadar. Aunque Elías Bendodo quiso influir al respecto. Y lo hizo con su habitual gusto por el elogio hacia Sáenz de Santamaría. Cuando llegue el día en el que realmente se harte de Francisco de la Torre, esta apuesta puede llevarle lejos en la política nacional.

Hubo sólo un momento dramático cuando el camarero se acercó a Sáenz de Santamaría y le presentó una taza con todas las tipologías de cafés disponibles. Desde luego, hay composiciones químicas más fáciles de entender, pero ella se dejó recomendar un semilargo con leche fría. Celia Villalobos llegó con casi una hora de retraso. No se sabe si Sáenz de Santamaría logrará convertirse en presidenta del PP, pero, al menos, sí que pasará a la historia como la persona de Valladolid con más besos acumulados en Málaga por metro cuadrado. Bendita paciencia electoralista.