­Es oficial. El sector del taxi malagueño ha capeado la Feria sin recurrir a la protesta o a la movilización. Una de las citas más importantes del año para el gremio, sino la que más, quedó atrás el pasado domingo con las últimas carreras que se efectuaron para llevar a los clientes del Real Cortijo de Torres a sus respectivos destinos. Varias conclusiones quedan ahora sobre la mesa tras el primer cómputo global, a falta de conocer los datos concretos de facturación. Pero la más importante, por su contenido simbólico, es la capacidad del sector para haber resistido a la tentación de una huelga en plena celebración de la Feria, como ocurrió en 2017, cuando los taxistas aseguran que ha habido motivos de sobra para ello debido a la presencia masiva de vehículos de Uber y Cabify, que han operado estos días gracias a unos 500 vehículos con licencia VTC que han circulado en Málaga, según aseguran las diferentes asociaciones malagueñas del taxi. Aunque todavía se está en plena fase de digestión de una semana maratoniana, de noches largas y poco descanso de día, ha dado tiempo para sacar la primer conclusión en clave de sentencia: el modelo de recogida en el Real Cortijo de Torres requiere de un profunda reflexión que debe desembocar en cambios logísticos para la Feria del año que viene. Sobre todo, en la parada que se sitúa en la calle Ortega y Gasset frente a Max Estrella, donde se han vivido algunos de los momentos más tensos de esta Feria. Todo esto, como antesala a septiembre, un mes clave para el sector, tras suspender la huelga general en agosto, a la espera de que el Gobierno de Pedro Sánchez cumpla con lo prometido: trasladar las competencias para regular las gestiones. De lo contrario, el taxi volverá a trasladar sus protestas a la calle.

Aunque todavía es pronto para hablar de una posible huelga en Málaga, el coordinador del Comité del Taxi de Málaga, Jesús Báez, adelanta que «las movilizaciones se trasladarán a las instituciones». Esto es, en primera instancia, a la Junta de Andalucía. En segunda, al Ayuntamiento de Málaga. Porque si de algo ha servido la Feria, asegura, es para evidenciar la necesidad de plasmar a la realidad otra de las principales demandas del sector en la capital. La creación de un organismo regulador en el propio Ayuntamiento, y que sea el Consistorio quien regule directamente las licencias VTC, que son las que utilizan las compañías como Uber y Cabify, al igual que hace con las licencias del taxi. «Los acontecimientos en la Feria han demostrado la necesidad de una creación de licencia urbana. Si a nosotros nos regulan directamente los municipios, no entendemos cómo se puede dejar sin regularización a una flota de VTC que en esta Feria ha llegado hasta los 600 vehículos. Ellos no tienen que cumplir un horario, no tienen las tarifas reguladas. Ahora mismo, esto es un desmán», explica Báez que el mes de septiembre debe ser un antes y un después para el sector.

Las expectativas que están puestas en las administraciones sujetan ahora mismo a los taxistas, aunque esta situación de paz tensa se podría dinamitar, de nuevo, si no se van dando los pasos para cumplir con el camino marcado. «Primero tenemos que ver que Fomento cumpla y ceda las competencias a las comunidades autónomas, luego se tiene que producir una cesión de las mismas a los ayuntamientos», resume Báez y advierte que de lo contrario «va a ser muy difícil contener al sector». La semana de trabajo durante la Feria la califica de «agridulce». «Me siento orgulloso por el sector del taxi, que ha mantenido la sangre fría en una semana que ha estado llena de provocaciones». Según Báez, las infracciones cometidas por parte de Uber y Cabify han sido una constante. «Tenemos constancia de unas 200 captaciones ilegales que hemos canalizado a través de un número de teléfono que hemos habilitado para ello. Hemos visto barbaridades que si un taxi haría eso, estaría sancionado automáticamente», se lamenta.

En la misma línea se muestra el vicepresidente de Aumat, Juan González, que asegura que ha sido una «Feria multitudinaria en el que el sector ha trabajado con la flota completa», apoyándose, según González, en una «firme voluntad de dar el mejor servicio posible». Pero González también mira a los vehículos VTC y confirma que cree que en el sector no hay que pueda aguantar la situación actual durante mucho tiempo. «La Feria ha sido un éxito, pero hace tiempo que las asociaciones veníamos anunciando que se iban a producir malas actitudes. Estos vehículos VTC han hecho paradas ilegales y han recogido personas a mano alzada. Provocaciones ha habido de sobra, pero es lo que ellos buscan. Que nosotros entremos y le hagamos publicidad gratuita», precisa. En este sentido, González aduce a la falta de efectivos de la Policía Local para controlar a las VTC. «Es en lo que ellos siempre se excusan», precisa con cierto letargo. Algo para lo que no atisba una mejora en el horizonte próximo y traslada la responsabilidad al propio alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, al que le pide, además, algún pronunciamiento público para destacar «el trabajo ejemplar que se ha realizado durante esta semana por parte de los taxistas malagueños».

Báez y González también coinciden a la hora de relacionar la falta de regulación de las VTC con el «desmán en los precios que se han producido por parte de Uber». Báez aluda de carreras que, por ejemplo, desde la plaza de la Merced al Real Cortijo de Torres por, supuestamente, 36 euros. «Tipifican la carrera como de alta demanda y al final el cliente acaba pagando tres veces más que en el taxi, que hubiera costado unos doce euros», manifiesta Báez.

La tarta de la movilidad en las capitales es apetecible y el taxi reclama claridad en los próximos meses, antes de afrontar otra época de alta demanda para el sector: la Navidad.