­El Ayuntamiento de Málaga quiere aprobar en las próximas semanas la nueva Ordenanza de Convivencia Ciudadana, un texto que ha sufrido modificaciones en relación a prohibir la publicidad sexista y machista en la capital y que además trae consigo otra importante novedad: sancionará el mercadeo que se da a las puertas de los establecimientos que ofrecen productos de segunda mano, una práctica que ha devenido, incluso, en incidentes entre quienes esperan en la calle a los clientes que van a estos negocios y se ofrecen a comprarles, con mucha insistencia, sus productos por mucho menos dinero que el paga la tienda.

Es un acoso constante que no sólo merma los beneficios de los negocios, sino que abruma a los ciudadanos que acuden a estas tiendas a llevar sus artículos usados para deshacerse de ellos a cambio de dinero y ha generado problemas importantes de convivencia en algunas zonas de la capital, por ejemplo en la calle Mauricio Moro, en la que hay varios de estos negocios y, a sus puertas, se congregan muchos individuos para adquirir estos productos y revenderlos después.

Teresa Porras, concejala del distrito de la Cruz de Humilladero, explicó a este periódico que lo que se ha hecho en la nueva ordenanza es darle a la Policía Local herramientas y fórmulas para que pueda actuar en estas situaciones. «Antes, los agentes no podían hacer nada porque estas prácticas no estaban reguladas, ahora eso sí se regula y se establecen los indicios» que pueden llevar a pensar que se está llevando a cabo ese mercadeo.

Vecinos

Porras relata además que los propios vecinos de la zona lo han solicitado al Consistorio y que uno de los establecimientos afectados también lo puso en conocimiento del Ayuntamiento, dado que eso «les quita clientes». Incluso, destaca Porras, acosaban a quienes iban a estos negocios.

La nueva redacción del artículo 29 es la siguiente: «Se prohíbe la realización de actividades y la prestación de servicios en el espacio público que debiendo contar con autorización municipal, carecieran de ella, y en particular el ofrecimiento de compra y/o venta de todo tipo de bienes y servicios de manera persistente e intimidatoria, siempre que no hayan sido demandados por el/la usuario/a, tales como tarot, videncia, masajes o tatuajes, aparcamiento, ordenación y vigilancia de vehículos u otros análogos que afecten a los derechos protegidos» de los ciudadanos; es decir, el derecho de las personas a no ser molestadas o perturbadas en el ejercicio de su libertad cuando se hallen en la vía pública.

Modificación

En la anterior redacción, se castigaba a quien vendía, y con esta modificación se da la posibilidad de sancionar a quienes hagan un ofrecimiento de compra (como, por ejemplo, los grupos de compradores que se agolpan a las puertas de estos establecimientos). Las sanciones pueden llegar hasta los 500 euros y los policías locales pueden intervenir cautelarmente los productos o los elementos objeto de las prohibiciones.

Muchos de los problemas se daban entre los propios compradores, porque perseguían a los clientes durante varias decenas de metros haciéndoles ofertas por sus objetos y el regateo acababa muchas veces en agresiones o insultos. Son auténticos grupos organizados. Además, los vecinos decían sentirse realmente amenazados por estas prácticas, pues muchas veces eran confundidos con clientes de las tiendas.