Coger la taza de café, cortar la tostada con el cuchillo o encontrar el azucarillo son algunas de las dificultades con las que diariamente se encuentran las personas con discapacidad. Algo tan sencillo como llenar el vaso con zumo, ha sido uno de los retos a los que se han enfrentado esta mañana los asistentes al 'Desayuno a ciegas' organizado por Fundación Once.

Para acercar un poco más a la sociedad a estos aspectos diarios y con motivo de la presentación del Informe del Observatorio de Accesibilidad Universal del Turismo en España que ha tenido lugar esta mañana en el Hotel Ilunion de la capital, Fundación Once ha organizado un 'Desayuno a ciegas' donde todos los asistentes han podido meterse en la piel de una persona discapacitada en algo tan cotidiano como esta primera comida del día.

Entre los asistentes, se encontraban la subdelegada de Gobierno en Andalucía, María Gámez, la delegada de Accesibilidad, Carmen Casero; el delegado de Gobierno andaluz, Jose Luis Ruíz Espejo; el director de Accesibilidad e Innovación de la Fundación Once, Jesús Hernández y el director de Once Málaga, Jose Miguel Luque, ha puesto de manifiesto la importancia de la accesibilidad no solo en el turismo del país, sino en todos los aspectos de la vida.

Utilizar el cuchillo correctamente, o encontrar los alimentos que se encontraban en el plato han sido una de las cosas en las que más dificultad han encontrado los comensales. Con esta acción integradora, la Fundación ha querido que se experimenten las circunstancias a las que se enfrenta una persona invidente. El director de la Fundación de Once Málaga, Jose Miguel Luque ha presentado esta actividad como "una experiencia para conocer de primera mano", los retos de estas personas en su día a día.

En este 'Desayuno a ciegas' los asistentes han tenido que taparse los ojos con un antifaz y han seguido las pautas que indicaba la organización, como por ejemplo coger los cubiertos o productos teniendo en cuenta la dirección de las agujas de un reloj, ya que es el orden habitual en el que se colocan estos elementos en el desayuno para que una persona invidente pueda localizarlos.

Cada mesa ha estado atendida por un camarero del servicio del Hotel Ilunion, y se ha encargado personalmente de asesorar a los comensales explicándoles y orientándolos en todo el desayuno.

Tras finalizar, alguno de los asistentes ha explicado su experiencia, definiéndola como difícil, ya que el haberles privado de la vista les ha dificultado la concentración y la focalización de lo que sucedía a su alrededor.