Más de 1.000 millones de euros. Ese es el valor que los 6.300 kilos de cocaína interceptados esta semana en una nave del polígono industrial La Estrella de Málaga podría alcanzar en el mercado del consumo, cuando el estupefaciente hubiera pasado por diferentes manos y se hubiera cortado con otras sustancias para conseguir más dosis con menos pureza. En el mercado del narco, los precios oscilarían entre los 208 millones si la operación se realiza por kilos o los 378 millones si se hace por gramos. Así lo han explicado hoy en la Comisaría Provincial los responsables de la operación que ha abortado el envío más grande de cocaína destinada a la capital tras los cerca de 9.000 kilos interceptados en abril antes de que llegaran a una nave de El Viso. Este golpe policial ha desarticulado a una potente organización holandesa cuyos integrantes estaban mayoritariamente asentados en Benalmádena.

En esta ocasión, la droga también ha llegado oculta entre bananas, pero no desde Colombia. Los investigadores explicaron que los contenedores salieron vía marítima desde Puerto Limón (Costa Rica) y llegaron a la Península a través de Setúbal (Portugal), desde donde se trasladó por carretera hasta una nave de Badajoz antes de traerla al polígono La Estrella. Para ello, la organización contaba con una empresa exportadora de frutas en Costa Rica y otra importadora en nuestro país, «un negocio rentable» que movía mucha mercancía legal hasta que en un momento dado aprovecharon para introducir cocaína. No obstante, los investigadores calculan que llegaron a importar 70 contenedores que sólo llevaban fruta para alcanzar «un historial que indicara a los agentes aduaneros su sólida posición y volumen de negocio» y evitar sospechas.

Sin embargo, las investigaciones arrancaron años atrás. Las conductas de los miembros de la organización, algunos con antecedentes por narcotráfico y muy conocidos en el ámbito policial de Holanda y Bélgica, revelaron actividades compatibles con el tráfico de drogas. Entre ellas, la ausencia de actividad laboral y tren de vida del grupo, incluidos los bienes inmuebles de elevado valor que disfrutaban. Esto llevó a concluir que se encargaban tanto de distribuir e introducir en España grandes cantidades de clorhidrato de cocaína y facilitar a otras organizaciones la logística necesaria para introducir en puertos holandeses, portugueses y españoles contenedores cargados con esta droga. Más adelante se averiguó que disponían en Badajoz y Málaga de la infraestructura necesaria para el transporte y almacenamiento de mercancías.

La reciente adquisición de las empresas dedicadas al transporte, junto a los reiterados viajes a Badajoz, hicieron saltar las alarmas sobre la posibilidad de que un cargamento de droga estuviera en marcha. Así fue. Las fuentes añadieron que los movimientos de la organización han estado monitorizados desde la llegada de la droga al puerto de Setúbal.

Sin embargo, todo se precipitó el pasado lunes, cuando los desplazamientos y la gran actividad registrada en las naves industriales de Málaga y Badajoz aceleraron una operación policial que se ha centrado en la Costa del Sol, donde han sido detenidas 15 de las 16 personas arrestadas hasta el momento, 13 de ellas de nacionalidad holandesa. En la veintena de registros realizados se han intervenido 300.000 euros en efectivo, armas de fuego, vehículos de alta gama y abundante documentación.