Valga una imagen para describir el ambiente por el que discurría el pleno ordinario correspondiente al mes de marzo en la Diputación: un diputado, que no diputado raso, se arranca a un sprint en los pasillos colindantes al salón plenario. En la oreja se perciben, como dos botones blancos ensartados en una rebeca, los cascos de última generación que permiten atender las llamadas telefónicas sin ataduras de cables, y que gustan por igual entre futbolistas y aspirantes a ejecutivos de altos vuelos. Fue un sprint frenético para acudir a una votación que se estaba complicando. Las ausencias, cuando ya no existen las mayorías absolutas, siempre son trascendentes. Hay algo en la actitud de los diputados que está empezando a convertir en norma lo que antes era una excepción. El despiste puntual no es nada nuevo y excusable, aunque se hace censurable cuando se torna en tónica habitual. Será porque a este mandato apenas le quedan dos meses, pero la sensación fue la de que un campo magnético de bajas energías estaba flotando sobre la calle Pacífico. La sesión plenaria de ayer se convirtió, a grandes rasgos, en un trámite de bajas pulsaciones, en la que cada minuto que pasaba era un paso de gigante. No ayudó tampoco el orden del día, lleno de mociones planas, sin enjundia alguna, poco preparadas, con algún que otro tirón de orejas al Gobierno central o a la Junta de Andalucía, dependiendo si el partido que las formulaba era el PP o el PSOE.

En la bancada de la prensa también se percibió ese tedio invisible de no saber por dónde agarrar el titular, como cuando te sueltan a cubrir lo ocurrido en un ruedo en el que realmente no ha salido nadie a torear. En otras ocasiones, se han criticado en estas páginas los excesos retóricos de sus señorías, cuando estas se enmarcaban en la refriega política ajena a la provincia de Málaga, pero en este cambio de rumbo que ha llevado a la indolencia fue hasta necesario volver, al menos en una ocasión, al tradicional voto a mano alzada para centrar a los diputados que no sabían muy bien si tocaba votar a favor o en contra de una moción. Ciertamente, hubo algo de pimienta justo al inicio del pleno, con la despedida formal de Gonzalo Sichar, que acudió en persona y tomó la palabra desde lo que ha sido su escaño habitual durante los últimos casi cuatro años. Mientras que Sichar dirigía las últimas palabras al pleno, hubo una ausencia notable y significativa por igual. Teresa Pardo, quien había sido su compañera de partido en el grupo de Ciudadanos en la Diputación, no estuvo presente. El recorrido político de ambos no puede parecerse menos. Entraron al mismo tiempo, pero Sichar ya está fuera, denostado por la dirección de su partido. Pardo ha escalado hasta el Parlamento andaluz, está recubierta de blasones orgánicos y mantiene una proyección muy al alza. Sichar, elegante con sus compañeros, insistió en las críticas vertidas a Ciudadanos y dejó abierto un portón para un nuevo reto político en el futuro.

Caminito del Rey

En el desarrollo del pleno, una moción relacionada con el Caminito del Rey fue la que mayor revuelo causó. El voto de calidad del presidente, Francisco Salado, deshizo el empate en la votación realizada, rechazando así que el equipo de gobierno del PP inicie los trámites necesarios para que la gestión del Caminito del Rey sea pública una vez concluya el actual contrato en 2020.

La moción de IU, de cuatro puntos, contó con una enmienda del PSOE atendida por los proponentes y por Málaga Ahora pero no por PP y Ciudadanos en la que solicitaba ese inicio de los trámites para una gestión pública a través de la empresa pública Turismo y Planificación Costa del Sol. Salado, con su voto, frenó su aprobación.

En otro orden, la portavoz del PSOE, Antonia García, criticó a Cs por no apoyar una moción pidiendo a la Junta que destine más recursos a los ayuntamientos para asumir la subida del Salario Mínimo Interprofesional de los beneficiarios de los planes de empleo. La iniciativa salió adelante, igual que la relativa al cumplimiento por parte de Diputación de la asistencia técnica y económica que reclaman los municipios, excepto un punto por abstención de Cs. Por unanimidad salió la moción de Cs para la implantación del uso de aplicaciones móviles para la lucha contra la violencia machista, instando al equipo de gobierno a incorporar en futuras anualidades la asistencia económica para contar con un sistema de aplicaciones indetectables que reúnen protocolos de seguridad.

Ayer también tomó posesión como nueva diputada del PSOE Maribel Tocón, teniente de alcalde en Torremolinos. El sucesor de Sichar sigue siendo una incógnita. Pardo estuvo sola ayer.