Desde hace ya varias décadas las mujeres están dando un vuelco al mercado laboral español, donde su presencia es cada vez mayor, sobre todo en cargos directivos y altos mandos. Este hecho también se ve reflejado en las mejores cocinas, donde antes lo habitual era verlas repletas de hombres y donde ahora, se pueden encontrar grandes mujeres que toman los mandos de su gastronomía. Málaga es un claro ejemplo de crecimiento no sólo de una excelente cocina, sino de esa evolución femenina en las cocinas donde cada vez es más habitual encontrar mujeres que las capitanean.

En este ámbito lleno de paradojas, a la mujer se le ha asociado siempre la cocina como la cima de sus labores domésticas junto a la crianza de sus hijos. Este papel no ha sido el mismo cuando se refería a negocios gastronómicos donde en el pasado, tradicionalmente siempre ha sido él la persona que llevaba el liderazgo del negocio y tomaba las riendas . A pesar de que habitualmente son ellas las que portan el delantal, el número de mujeres que destacan por ejemplo, en el mundo de la alta gastronomía, es mucho más inferior que el de los hombres, donde se reconocen diariamente una gran cantidad de nombres relevantes, la mayoría de ellos masculinos.

Un reflejo de esta disparidad se encuentra en los establecimientos y chefs que anualmente reciben uno de los reconocimientos más esperados por los profesionales del sector gastronómico, la Estrella Michelin. De entre los 195 restaurantes galardonados en la Guía Michelin España- Portugal 2019, tan sólo en 18 de ellos hay una jefa de cocina.

La cifra se limita aún más si se asciende al centenar que cuentan con la triestelar, reduciéndose a cuatro mujeres entre las que se encuentran la española Elena Arzak de Arzak, la italiana Nadie Santini de Dal Pescatore, la francesa Anne-Sophie Pic de Maison Pic y la francoestadounidense Dominique Crenn de Atelier Crenn.

Existen innegables ejemplos de que esta realidad está sufriendo evidentes cambios y uno de ellos se encuentra en los restaurantes de la provincia malagueña, donde Irene Garrido, Rosa Serrano, Reyna Traveso o Abril Chamorro son sólo algunas de las que a base de esfuerzo y sacrificio han logrado sus metas y han conseguido llegar a la cima de las cocinas.

Rosa Serrano. Ella es una de las mujeres que triunfo tras triunfo ha llegado a los mandos. A día de hoy se encuentra trabajando como jefa de cocina del Vincci Selección Aleysa Hotel y tras curtirse en restaurantes como Café París, Gorki o El Tres, reconoce el hecho de que en la cocina exista una jerarquía clara que ligada a los posibles prejuicios que años atrás podían tenerse respecto a la mujer en la gastronomía, le han ido forjado. «Siempre me he sentido la única chica y eso ha hecho que me adapte, me haga más dura y fuerte. Es algo que aunque al principio es un problema, lo conviertes en una herramienta para evolucionar y llegar a tu meta». La falta de reconocimiento con las que en ocasiones haya podido toparse, han hecho que dar el 110% sea para ella una filosofía para todos los aspectos de su vida».

Irene Garrido. Actualmente jefa de cocina de KGB, capitanea el establecimiento junto a su marido, José Alberto Callejo. Con más de diez años de experiencia a sus espaldas, también formó parte del equipo de La Moraga y Manzanilla. Ahora a los mandos de KGB como un centro de espionaje de tapas, tiene claro que lo que prima a la hora de llegar a la cima de una cocina es el talento. «Es una lucha no de sexos sino de talento. Vales o no. Han habido muchos jefes de cocina hombres o mujeres a los que se le ha dado una oportunidad pero no han dado la talla», explica Garrido. A la vez que reivindica el papel de la mujer, se siente agradecida respecto a lo que han supuesto los hombres cocineros en su vida. «Afortunada o desafortunadamente siempre he aprendido de cocineros y estoy enormemente agradecida a todos los que gastronómicamente hablando, han pasado por mi vida y he podido aprender de cada uno de ellos».

Reyna Traveso. Tras pasar como jefa de cocina de los reconocidos El Pimpi o La Deriva, esta panameña afincada en Málaga decidió hace ya casi dos años, llevar los mandos de su propio negocio fundando el restaurante de comida tradicional mexicana, Niña Bonita. En base a su dilatada experiencia en cocina, es consciente de la existencia de esa minoría frente a los fogones. «Obviamente somos menos, es una realidad. Pero también es cierto que he coincidido con muchas mujeres y en su mayoría, todas asumíamos puestos con responsabilidades, por lo que es un orgullo». Uno de los aspectos que la chef achaca a esta verdad, es la dedicación que necesita el mundo de la cocina. «Es complicado llevar maternidad y trabajo, pero merece mucho la pena ver los resultados».

Abril Chamorro. A pesar de que personalmente no ha vivido ninguna experiencia en la que haya visto como su trabajo es poco reconocido por el hecho de ser mujer, la jefa de cocina del Estrella Michelin Dani García Restaurante, tiene conocimiento de que esos problemas existen, ya que tras más de diez años de experiencia a sus espaldas, ha podido comprobar cómo cocina tras cocina, la mayoría eran hombres y sigue siendo así. «A pesar de la integración de la mujer a la alta cocina, sigo viendo que es más frecuente encontrarlos a ellos que a nosotras. Pienso que no es un tema de que valgamos más o menos, sino que simplemente puede llegar a ser una profesión muy absorbente y eso en ocasiones, para las que son madres puede ser una limitación. Aunque debe de dejar de verse así».