Una reserva online, una llamada de teléfono y unas fotos del certificado médico. Comprar una mascota, a día de hoy, está a golpe de 'click'. Y a la vista de todo aquel malagueño que se sumerja en el conocido mundo de las páginas de anuncios en internet. Las webs más conocidas para la compraventa de productos se han convertido en una 'petshop' online en la que encontrar un amplio catálogo de animales.

«Elija tres cualidades y le encontraremos a su mascota ideal»; «compre su mascota hoy y se la enviaremos en 24 horas» o «pague su cachorro al recibirlo». Estos son algunos de los anuncios publicados en estos sitios web, destinados a la venta online de animales en la provincia. El hecho de elegir una mascota se convierte, entonces, en una práctica de lo más banal. Las páginas que ofertan todo tipo de mascotas se suceden en la inmensidad de la Red y se convierten en un muestrario en el que aparecen una grandísima cantidad de especies. Su búsqueda, además, es facilitada mediante la aplicación de filtros.

Las principales asociaciones en defensa de los animales de la provincia se han hecho eco de esta práctica y denuncian el aumento de este tipo de anuncios. «El problema es que este tráfico ilegal es continuo en internet y venden animales de todo tipo», explica Carmen Manzano, presidenta de la Protectora de Animales y Plantas de Málaga y miembro de la junta directiva de la Federación Tidus.

Los perros y los gatos son, sin duda, los grandes protagonistas de este catálogo animal. Sin embargo, en estas plataformas se pueden llegar a encontrar desde lagartos, cobayas o serpientes hasta loros o gallinas. Además de una gran cantidad de especies exóticas que se venden a precios desorbitados y cuya comercialización es ilegal en el país desde el pasado 2019, como es el caso de los cerdos vietnamitas. Entre esta gran variedad, destacan también aquellos ejemplares como ratones o insectos, que se venden para convertirlos en alimento para otros animales.

El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil asegura que la venta de animales, entre particulares, está totalmente prohibida, sea por internet o no. La compra de una mascota siempre debe realizarse en establecimientos autorizados, recalca. En este sentido, la venta por internet no solo incurre en un delito contra el bienestar animal sino que, en muchas ocasiones, esconde actividades de explotación y criaderos ilegales.

La comercialización de animales en la Red se ha convertido en una práctica tan extendida que ya ni sorprende. Llevar un control exhaustivo de los anuncios que se publican en estas páginas es, prácticamente, imposible. Además, el anonimato que ofrece Internet dificulta la labor de identificación para las autoridades. Las intervenciones de la Guardia Civil para perseguir este tipo de prácticas ha aumentado exponencialmente en los últimos meses, sin embargo, su persecución en internet resulta extremadamente complicada.

Compraventa

La actuación de los ejecutores de este tráfico de animales por internet, anónimos en su mayoría, está minuciosamente estudiada. Algunos de ellos llevan años dedicándose a este tipo de ventas. El contacto con el comprador es fundamental y la aportación de pruebas gráficas que certifiquen el estado de salud y la procedencia del animal, también. «Nos mandaron fotografías de los padres, de la cartilla de salud y del certificado de pedigrí», explica una familia de Alhaurín, que adquirió a su mascota en una conocida web de anuncios. En la gran mayoría de los casos, los compradores no son conscientes de que, realmente, están formando parte de una práctica ilícita y aseguran, además, «haber tenido muy buena experiencia con la compra».

«El perro vino desde Navarra en una jaula, de una conocida empresa de mensajería», relata esta familia. Desde Antequera, Torremolinos, Vélez-Málaga o Málaga capital, los anuncios son publicados desde distintos puntos de la provincia. El destino no importa, ya que conocidas empresas de transportes se dedican al traslado de estos animales, que pueden llegar a viajar de una punta del país a otra en menos de 24 horas. La inmediatez que prometen estos anuncios, «compra ahora y recíbelo mañana», hace que las condiciones en las que viaja el animal sean cuestionadas por las distintas asociaciones animalistas. «Las condiciones de transporte no están reguladas por la normativa europea, que exige un tiempo de parada, reposo y tener acceso al agua. Es imposible que un animal viaje bien en estas condiciones», explican desde la Federación Tidus.

Para esta asociación, la solución está en cerrar completamente las páginas que permiten que se publiquen en sus muros anuncios relacionados con esta práctica ilegal. Es imposible, esgrimen, que los administradores de estas páginas tengan una constancia y un control de todos los anuncios que se publican en su web. Por ello, la solución «estaría en el cierre y la prohibición total de la venta de animales, con multas efectivas a las empresas que lo consientan», asevera Manzano. De otra forma, «ni la Guardia Civil, ni la Policía ni dos mil personas podrán controlarlo, porque es imposible».

Acciones legales

Este tipo de prácticas vulneran las normativas correspondientes a la protección animal, «tanto la Ley Regional sobre Protección Animal, en su artículo 20, como la Normativa Municipal en su artículo 32. Ambas prohíben este tipo de actividades sin la licencia correspondiente», explica Manuel Gatell, coordinador de la sección de Derecho Bienestar Animal del Colegio de Abogados.

El pasado 5 de octubre, el Ayuntamiento de Barcelona multó con una sanción económica a dos conocidas páginas web por el comercio ilícito de animales. En este sentido, Gatell considera que en la provincia deberían, también, dirigir la acción hacia los portales que comercializan con seres vivos. Este profesional defiende que estas plataformas deberían ser conocedoras del tipo de anuncios que se publicitan en su sitio red, ya que están sirviendo como soporte para el desarrollo de prácticas ilegales. Por tanto, dado el respaldo que el anonimato de Internet ofrece a los anunciantes, los recursos legales deberán recaer sobre la propia página web.

En el caso de que el vendedor no fuese anónimo, sí podría ponerse en conocimiento de las distintas autoridades para que tomasen las medidas necesarias que sancionasen este tipo de compraventa. En cualquier caso, Manuel Gatell considera fundamental que estas prácticas, así como su ilegalidad, sean conocidas por todos los ciudadanos, ya que muchas veces, asegura, el comprador actúa desde el desconocimiento. «Que este tipo de actividades ilícitas fueran conocidas por toda la población permitiría una colaboración ciudadana y una reducción de este tipo de prácticas», argumenta.

Desde la sección de Bienestar Animal del Colegio de Abogados recalcan que la compraventa de animales debe limitarse a aquellos centros o personas particulares que estén autorizados para ella, ya que al estar sujetos a inspecciones rutinarias, «se supone que los animales están en buenas condiciones sanitarias», puntualiza Carmen Manzano.