Son Evelyn, Blanca, Esperanza, Rocío y Laura. Cinco estudiantes del último curso de Enfermería del Centro Universitario de Ronda que desde hoy forman parte de la plantilla del Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Móstoles, en la comunidad de Madrid, como apoyo sanitario en primera línea contra el Covid-19.

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Durante las semanas de cuarentena, estas cinco enfermeras a punto de graduarse, compañeras de clase durante la carrera, experimentaron "cómo el deber llamaba" y empezó a quemar en ellas la sensación de que "tenían los conocimientos, podían ayudar y no lo estaban haciendo".

Tal agobio compartido acabó por materializarse en la firme decisión de acudir a donde pudieran arrimar el hombro. Así lo cuenta Evelyn, después de acabar el primer turno de mañana en el hospital madrileño. "Estábamos en lista de voluntarios también para Málaga pero, viendo que la cosa estaba un poco más controlada, decidimos contactar con hospitales de Madrid, ya que quizás fuéramos de ayuda aquí", relata esta malagueña. Tras presentarse como voluntarias en varios centros hospitalarios de Madrid, el hospital Rey Juan Carlos respondió a su llamada.

Por otro lado, la Comunidad de Madrid se encarga de costear su alojamiento en un hotel cercano al hospital, el desplazamiento de las cinco estudiantes y les proporcionan desayuno, almuerzo y cena. Por su parte, Renfe les ofreció los billetes de AVE hacia la capital.

Con dos meses por delante para colaborar en el hospital de una comunidad que acumula más del 20% de los pacientes ingresados en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) del país y los positivos superan las 38.720 personas, estas voluntarias han comenzado por adaptarse a los métodos de trabajo, a los protocolos e incluso al sistema informático del hospital, muy diferente al que conocen en Andalucía.

Asimismo, aprender a protegerse; es esencial a la par que complejo saber moverse por un hospital en el que casi todas las plantas están dedicadas a pacientes contagiados con coronavirus o conocer el correcto uso de un equipo de protección individual. "Sobre todo es muy importante, la protección que tenemos que llevar, cómo nos tenemos que mover por allí, qué zonas son limpias...".

"Nos están dando una tregua de unos tres, cuatro, cinco días. Estamos observado, aprendiendo pero totalmente estamos ayudando porque falta, desde luego, hace. Lo único que no somos responsables, ahora mismo, de ningún paciente", explica Evelyn, aunque asegura que llegado el momento trabajarán solas, tendrán pacientes asignados y cumplirán con los mismos turnos que el resto del personal

Vocación

De camino a Madrid, este grupo de voluntarias bromeaba desde sus asientos separados en un vagón de AVE más vacío que de costumbre: "Si esto ya no es para nosotras... ¡vamos, no sé!".

Toda una conversación trivial y amistosa que escondía el orgullo y la responsabilidad intrínsecas a la posibilidad poder cumplir con su vocación, aquello por lo que se han formado estos años.

En palabras de Evelyn: "Es literalmente amor y vocación, porque si no no te vendrías a la boca del lobo... el riesgo es alto, eso ya nos lo dijeron en un principio. Nos compensa mucho más la ayuda que podemos prestar que quedarnos en casa, que aún así también estamos aportando y ayudando a la causa, pero siendo enfermera...».