La luna, el sol, y las estaciones con sus cosechas han marcado desde mucho antes del nacimiento de Jordi Hurtado las festividades de la Humanidad y la forma de señalar, desde hace miles de años, el paso del tiempo.

Nada hay nuevo bajo el sol, por eso tantas ermitas, iglesias y catedrales descansan sobre templos romanos o santuarios prehistóricos, ligados a su vez a alguna corriente de agua.

Hace unas semanas recordamos aquí la catarata de fiestas que trae consigo la llegada de la primavera, bajo las que laten festividades de tiempos remotos que celebraban el renacer de la Naturaleza.

Las cruces de mayo, recordábamos entonces, eran la adaptación cristiana de los árboles de mayo, entroncados -nunca mejor dicho- con las fiestas por la resurrección de las plantas y las rogativas para que la cosecha fuera abundante y ahí tenemos la pasada fiesta de San Isidro, patrono de los agricultores

Como señala el profesor de la Universidad de Málaga Demetrio Brisset, muchos de estos rituales son propios y comunes del Homo sapiens.

En un rincón de Las Acacias, en la calle Bolivia muy cerca del Paseo de las Acacias, como todos los años ha vuelto a florecer un árbol 'arcano', modelado por los tiempos modernos, aunque lo de 'modernos' es un decir, porque se trata de un poste de teléfono o de la luz y al menos los postes telefónicos comenzaron a desplegarse por Málaga hace más de 90 años, en 1928.

Esta versión contemporánea de un rito de la Prehistoria consiste en el poste, todavía en funcionamiento, que ha sido colonizado con verdadera profusión por una enredadera que nos regala unas flores en forma de trompetas rojas y anaranjadas. Es la enredadera de trompeta, de la que ya hablamos en esta sección en 2017.

Alguna semilla errante hizo fortuna al pie del poste y se ha agarrado a él, al tiempo que ha crecido entre la madera y la barra metálica adosada a él.

El resultado es bellísimo y estos días está en su máximo esplendor.

El exultante poste florecido permite que planteemos aquí una modesta proposición: Grandes extensiones de Málaga padecen todavía en sus calles las vetustas instalaciones de Telefónica y Endesa, postes y cables del año de la polka que entorpecen el paso y afean muchos barrios de la ciudad.

Llegada la hora de la retirada, la del esperado soterramiento, ¿por qué no mantener en pie una pequeña parte de los postes que, como el de la foto, no obstruyen el paso?

Tendríamos, con la debida atención y el mantenimiento de Parques y Jardines, una barata variedad de jardines verticales que darían un poco de alegría y hermosura a unas calles que durante décadas han estado afeadas por tanta marabunta de cables aéreos colonizando nuestro cielo.