El río Guadalmedina ha sido siempre la gran cicatriz de la ciudad. Mientras otras ciudades del Mediterráneo, como Valencia y Almería han recuperado e integrado estos cauces urbanos, Málaga no ha sido capaz. Tras las inundaciones del 1978 y sobre todo la del 89, se pavimentó el Puente de la Aurora al de Tetuán, se hizo el cauce de hormigón, unas escaleras y poco más. Ahora sus paredes llenas de graffitis son lo único que le dan color al río, ya que la suciedad y la basura se amontona en cada rincón.

La renaturalización del Guadalmedina ha sido un punto candente en la política medioambiental de la ciudad. Durante años, muchos han sido los colectivos que abogan por un plan para el río, entre ellos el colectivo de Ecologistas en Acción. Su coordinador general, Santiago Martín Barajas, ha impulsado un proyecto para la renaturalización de ríos de toda España, entre ellos el Guadalmedina: "Hemos ideado proyectos por todo el país, el primero que empezó fue el tramo urbano del Manzanares", dice Barajas.

Su próximo proyecto es el Guadalmedina, por "una razón muy sencilla", su interés social: "Este río que atraviesa una ciudad lo ven miles de personas durante buena parte de su vida, y su imagen actuar no es muy alentadora. Si lo mejoramos, mejoramos la calidad de vida de su ciudad y de sus habitantes", asegura el coordinador.

Martín Barajas considera este proyecto como uno de "profundo interés social", el objetivo es mantener su funcionalidad. "Empezaremos desde la presa del Limonero hasta su desembocadura. Eliminaríamos el hormigón en el suelo, pero las paredes no se tocarían", afirma.

El plan, a pesar de estar avanzado, aún no se ha comentado con el Ayuntamiento de Málaga, pero Barajas aclara que "son proyectos muy baratos y sería asumible por parte del Ayuntamiento". Para la primera quincena de octubre se prevé un borrador, donde hay puntos fundamentales: "Es importante que haya vegetación, ya que ralentiza el efecto del agua, y también la contaminación".

La renaturalización del Guadalmedina "es un proyecto de vida no de cuatro años", donde el seguimiento y mantenimiento de él "es muy importante". "Ahora mismo da sensación de dejadez y suicidas y eso se tiene que corregir en beneficio de medio ambiente, calidad de vida y mejora de cara al atractivo turístico", recalca Barajas.