Crónicas de la ciudad

Vuelven los turistas descalzos por el Centro

Como las meigas, los turistas descalzos por el Centro Histórico de Málaga haberlos haylos. Esta es la prueba documental

Una turista pasea sin zapatos junto al solar del Astoria.

Una turista pasea sin zapatos junto al solar del Astoria. / M. F.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En ‘Descalzos por el parque’, la famosa obra de teatro de Neil Simon adaptada al cine, los dos protagonistas de la gran pantalla, Robert Redford y Jane Fonda, interpretan a una pareja de recién casados de Nueva York que escenifican los primeros roces por tener caracteres muy opuestos. Así, mientras el marido es una persona sensata y silenciosa, la mujer es un torbellino de extroversión dispuesta a todo sin medir los riesgos.

Para evidenciar las diferencias, Jane Fonda reta a Robert Redford a que salga descalzo una noche hasta Central Park. El marido, juicioso, prefiere aparcar el agradable reto porque, entre otros detalles, está cayendo una nevada de tres pares de copos.

Estos días en Málaga podemos comprobar el mucho predicamento que todavía tiene la película: uno de los indicadores más fiables de que la ola de ómicron remite es el regreso de turistas descalzos por el Centro.

Un turista descalzo por Málaga es como ver a Vladimir Putin de abanderado de la Feria de Málaga, una estampa completamente surrealista, a ojos de los malaguitas. Pero mientras el dictador ruso jamás lucirá chaquetilla y sombrero de ala ancha, los turistas descalzos por Málaga, como las meigas, haberlos haylos.

La foto de hoy deja constancia documental de esta variedad de visitante, que manifiesta una gran confianza en el género humano y, posiblemente, una costra en los pies a prueba de minas antipersona.

Como se puede ver, la pareja parece evocar la de ‘Descalzos por el parque’: ella es una confiada Jane Fonda, mientras que él parece mirar por donde pisa y por eso lleva mocasines. La imagen fue tomada junto a la valla del extinto Cine Astoria, en las inmediaciones por tanto de la plaza de la Merced.

Andar descalzos por Málaga es una experiencia que los malagueños sólo realizamos en un espacio muy concreto de la ciudad y durante unos pocos meses al año: en la playa.

El resto del término municipal, salvo si te entra un chino en el zapato, es terreno vedado para los pinreles, mayormente porque, dependiendo de la hora del día, por la vía pública puedes toparte con todo tipo de sustancias sólidas y líquidas.

Cierto que los niveles de educación han subido, pero aún quedan bípedos sueltos que no recogen las deposiciones caninas y que dejan ‘vomitauras’ durante su paso por la Tierra.

Algo bueno ha hecho el Ayuntamiento por los turistas descalzos: rebajar los alcorques de Puerta del Mar. ¿Cuántos dedos gordos se han salvado con esta operación humanitaria?