Crónicas de la ciudad

El fastuoso y sombreado ombú de Barbarela

Este grandioso y exótico ejemplar de ombú o bellasombra nos da la pista de lo que de verdad necesitan los vecinos de esta zona de Málaga

Vista general del ombú de Barbarela.

Vista general del ombú de Barbarela. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Estos días de calores intensos, muchos ciudadanos reflexionan sobre la importancia de los árboles en las ciudades y concluyen que cuanto mayor sea la masa forestal, mayores serán los beneficios para la salud.

Que Málaga, dentro de su casco urbano, en la parte más masificada y con menos metros cuadrados de zona verde por habitante necesita un gran parque es algo que nuestros cargos públicos, anclados en el Urbanismo del siglo pasado, son incapaces de contemplar.

El ridículo parque reservado en los antiguos terrenos de Repsol supondrá será, probablemente, la mayor reducción de zonas verdes urbanas perpetrada en toda nuestra nada ejemplar historia urbanística, pues como saben, el parque ha pasado en las últimas tres décadas de contar con casi 18 hectáreas a sólo 6,5, con la broma añadida de que el aparcamiento subterráneo programado irá -y mira que es grande el solar- bajo una parte del parque.

Y como nuestros políticos aplican políticas viejunas e insostenibles en la ciudad que aspira a una Expo de la sostenibilidad, cuando menos, consolémonos con los grandes y hermosos árboles que como solitarios vigías, en varios puntos de nuestra ciudad nos recuerdan que, si quisiéramos, podríamos contar con zonas verdes tan fastuosas y sombreadas como el Parque de Málaga o tan repletas de frescor e imaginación como el Parque del Oeste.

Para ello sólo tenemos que fijarnos en un árbol originario de la Argentina, cuyo nombre sin duda tiene resonancias exóticas. En Churriana, por ejemplo, se ha convertido en una pequeña joya botánica en la finca de Carambuco, en La Cónsula, propiedad desde 1956 de la familia Caro Baroja. De hecho, fue el documentalista Pío Caro Baroja, hermano del antropólogo Julio y sobrino del escritor Pío Baroja quien lo plantó hacia 1970.

Hablamos del ombú o bellasombra, de nombre científico Phytolacca dioica. En las mismas calles de Málaga tenemos un ejemplar hermosísimo haciendo guardia permanente muy cerca del metro y el centro de especialidades Barbarela, en la avenida de Juan XXIII, esquina con Ortega y Gasset.

Otro detalle del exótico ejemplar junto al metro de Barbarela.

Otro detalle del exótico ejemplar junto al metro de Barbarela. / A.V.

El árbol ya es inmenso y fastuoso aunque resulta difícil datarlo, al menos para el firmante, ya que los ombúes son de crecimiento muy rápido. Con sus abultadas raíces, que parecen fundirse con los troncos en una escultura vegetal y su gran paraguas de verde y bella sombra, en este hermoso ombú está la respuesta de lo que de verdad necesitan los vecinos en Repsol: más árboles y menos rascacielos.

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