Crónicas de la ciudad

Un perfil paradisiaco para el Tiro de Pichón

Las calles del Tiro de Pichón más próximas al antiguo Cementerio de San Rafael ya comparten un insólito perfil de altivas palmeras en el horizonte

El parque de San Rafael desde la calle Cisne, en el Tiro de Pichón, el pasado otoño.

El parque de San Rafael desde la calle Cisne, en el Tiro de Pichón, el pasado otoño. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En una entrevista con La Opinión hace ahora 22 años, el malagueño José Caldado, antiguo ganadero por entonces de 72 años, aseguraba que fue él quien le puso el nombre al barrio del Tiro del Pichón, junto a otro vecino ya por entonces fallecido.

En esta zona de Málaga, originalmente conocida como Haza de los Córdoba, en el primer partido de la Vega, se concentraron a partir del año 41 los ganaderos que hasta entonces habían tenido sus explotaciones entre la Colonia de Santa Inés, el Arroyo del Cuarto y el mismo Centro de Málaga. Los cabreros, explicaba, solían reunirse en El Perchel para repartir la leche de sus animales.

La concentración en el Tiro de Pichón se trató, explicaba, de una decisión política y su padre fue uno de los tres primeros vecinos del barrio. Como recordaba, el metro de suelo costaba entonces una peseta con 75 céntimos... algo más barato que ahora.

En cuanto al nombre del barrio, en esos inicios José Caldado, que era un chiquillo, contaba que escuchaba junto con el amigo fallecido unas explosiones lejanas que no lograban ubicar «y decíamos que estaban tirando al pichón». Eso al menos concluyeron.

Sin embargo, un día fueron detrás de las explosiones para intentar localizar su origen: «Vimos que en realidad las explosiones eran de la fundición de los Roche, que partían hierro colado con barrenas en el arroyo de Teatinos», recordaba en esa entrevista.

Esta confusión entre las barrenas y la actividad deportiva sería, según don José, el origen de uno de los nombres más peculiares de un barrio de Málaga.

En nuestros días, la parte sur del Tiro de Pichón, la de calles tan curiosas como las dedicadas a la Ardilla, el Cisne pero también al Ceramista Juan Ruiz de Luna (el taller de los Ruiz de Luna se encontraba bastante cerca) han ganado una perspectiva insólita con el Parque de San Rafael, convertido en la ‘gran esperanza verde’ del Oeste de Málaga después de la poco ética reducción de tamaño del Parque de Repsol, bastante más pequeño que como fue originalmente proyectado en el premiado PGOU de 1983.

Liberado de inmorales desarrollos inmobiliarios que restan zonas verdes a las áreas más necesitadas de Málaga, el interés general sí ha primado en San Rafael, por eso estas calles del Tiro de Pichón han sido premiadas con un perfil final en el que ya sobresalen las palmeras y quedaron atrás los nichos y las tumbas, amén de aciagos recuerdos durante y después de la Guerra. Es el galardón de la Naturaleza que el Tiro de Pichón se merece.

Suscríbete para seguir leyendo