Patrimonio

Salvar la Farola de la ‘sombra’ de Catar

El profesor titular de la UMA Francisco Rodríguez Marín reivindica en Ámbito Cultural la Farola como el icono más importante de Málaga, «en peligro» por el proyecto de rascacielos catarí que le impediría seguir funcionado «otros 200 años»

El profesor Francisco Rodríguez Marín, poco antes de su conferencia, el pasado martes.

El profesor Francisco Rodríguez Marín, poco antes de su conferencia, el pasado martes. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

El profesor titular Historia del Arte de la UMA Francisco Rodríguez Marín, coautor del documento para poner en marcha la incoación como Bien de Interés Cultural de la Farola de Málaga, la reivindicó en la tarde del pasado martes como «el principal icono de la ciudad», por encima de la Catedral y aseguró que se encuentra «en peligro», por el proyecto del rascacielos catarí en el Dique de Levante, con una altura permitida de 150 metros, lo que impediría que siguiera funcionando «otros 200 años».

Rodríguez Marín, que además es presidente de la Asociación en Defensa de las Chimeneas y el Patrimonio Industrial de Málaga, hizo estas afirmaciones en una sala repleta de Ámbito Cultural de El Corte Inglés, durante la conferencia ‘La Farola: Patrimonio tecnológico e icono de la ciudad’, dentro del ciclo ‘Málaga: un escenario único’ que coordina la arqueóloga Mª Carmen Íñiguez.

El profesor hizo un recorrido histórico por los distintos faros que ha tenido la ciudad a lo largo de los siglos y recordó que sin la Farola, realizada por el ingeniero Joaquín María Pery en 1817, «no habría existido la revolución industrial de Málaga».

También repasó con imágenes algunos de los innumerables cuadros, carteles, logos, portadas de libros y hasta tatuajes que han tenido la Farola como protagonista para concluir que es «una seña de identidad de Málaga con unos valores patrimoniales que hay que proteger» además del «icono por antonomasia de la ciudad de Málaga».

En este sentido, abogó porque el futuro Bien de Interés Cultural tenga un entorno de protección amplio, acorde con su relevancia, como señala la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía y no circunscrito a su base, como defiende la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, «porque disminuir la calidad del entorno es disminuir la calidad del BIC». A este respecto, también recordó que España firmó en 2000 el Convenio Europeo del Paisaje, que obliga a las autoridades de nuestro país a proteger el paisaje cuando tiene un valor patrimonial.

Cartel de la conferencia.

Cartel de la conferencia.

No es necesario un nuevo faro

El doctor en Historia del Arte subrayó que la «amenaza» para la Farola es el proyecto de rascacielos catarí y recordó que la altura oficial para la Torre del Puerto es de hasta 150 metros y no los 116 anunciados por los promotores, «que además no han contado el basamento del rascacielos, sólo el fuste», por lo que la altura final sería en todo caso mayor. 

Rodríguez Marín consideró además sin justificación técnica alguna la pretensión de construir un nuevo faro, dado que la prolongación del Dique de Levante «no resta eficacia» a la Farola, que «no está obsoleta» pues su haz de luz tiene un alcance de 25 millas (46,3 kilómetros).

En su opinión, el único motivo para su 'jubilación forzosa' sería la construcción delante de ella de la Torre del Puerto, lo que «proyectará un cono de sombra que taparía las señales luminosas e impediría su funcionamiento».

El profesor también recordó que la explanada en la que se quiere levantar el rascacielos formó parte de unas obras (la prolongación del dique) que costaron 58,9 millones de euros, a lo que habrá que sumar 6 millones más, para reemplazar el fallido espaldón, cantidades todas ellas «que pagamos todos con nuestros impuestos y finalmente quien se va a beneficiar de ello es una empresa privada que ha resultado ser la familia real catarí».

En activo y con doble uso

Francisco Rodríguez Marín, por último, puso numerosos ejemplos de faros de todo el mundo y de España que en nuestros días combinan el uso museístico u hostelero con el de faro en activo, «algo que se plantea en todos lados menos en Málaga, donde nuestra Autoridad Portuaria nos dice que puesto que se va a convertir en museo hay que apagarla». A su juicio, no hay ningún problema en plantear este doble uso para la Farola que «sin rascacielos puede seguir funcionando otros 200 años perfectamente; el único peligro es el hotel rascacielos del Puerto», remarcó.

El profesor concluyó con unas palabras de un catálogo del Ministerio de Cultura de todos los faros de España: «Sólo un faro en activo posee un valor como elemento del Patrimonio Industrial».

Tras la charla, se proyectó un vídeo en el que una pequeña parte de las personalidades de toda España que se oponen al proyecto leyeron el eslógan «Sí a la Bahía de Málaga, no al rascacielos».

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