MIrando atrás

Pepe Aguilar: la vida es un gran hotel

El gaditano Pepe Aguilar ha trabajado 42 años en hoteles de la cadena Meliá, 29 de ellos en la Costa del Sol. Con sus recuerdos y los de más de un centenar de compañeros acaba de completar una trilogía de anécdotas de hoteles que aspira a ser Récord Guinness

Pepe Aguilar, esta semana en La Opinión con sus tres libros sobre anécdotas de hoteles.

Pepe Aguilar, esta semana en La Opinión con sus tres libros sobre anécdotas de hoteles. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

La trilogía de libros sobre anécdotas hoteleras de Pepe Aguilar (La Línea de La Concepción, 1948) se nutre del gran bagaje profesional de este cordial gaditano pero también del de más de un centenar de compañeros que trabajan o han trabajado en hoteles por todo el globo. De todos ellos ha recabado historias curiosas.

Tras ‘Anécdotas de hoteles’, presentado en el Ayuntamiento de Málaga en 2011 e ‘Historias, hoteles y humor’ de 2021 ahora acaba de publicar ‘Por los hoteles del mundo. Curiosidades y humor’ (Amazon). Entre los tres, 522 anécdotas reales, una cifra que aspira al Récord Guinness y algo muy importante: «Son todas historias anónimas» pues la discreción prima ante todo, subraya. 

En 2011 con el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre y su antiguo director en el Meliá Costa del Sol, Enrique Cibantos, en la presentación en el Ayuntamiento de su primer libro de anécdotas de hoteles.

En 2011 con el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre y su antiguo director en el Meliá Costa del Sol, Enrique Cibantos, en la presentación en el Ayuntamiento de su primer libro de anécdotas de hoteles. / Archivo Pepe Aguilar

Una vida ligada a los hoteles

Con su experiencia y don de gentes, Pepe Aguilar era, sin duda, la persona idónea para un reto como este. Para algo ha trabajado 42 años en hoteles, 29 de ellos en la Costa del Sol. 

Hijo del dependiente de una tienda de ultramarinos en Gibraltar, no olvidará nunca cuando su padre le traía a él y sus dos hermanos chocolate Cadbury ·«y productos que entonces no había en España», recuerda.  

El joven Pepe Aguilar, con sus padres y hermanos en una foto de familia en 1960.

El joven Pepe Aguilar, en 1960, con sus padres y hermanos en una foto de familia. / Archivo Pepe Aguilar

Cuando entró en el instituto empezó a ayudar en casa trabajando en una tienda de tela y confección de La Línea. «Allí venían muchos extranjeros y me dije: tengo que aprender inglés y francés. Y empecé a defenderme».

Además, se apuntó a clases de inglés y pronto era él quien atendía a los extranjeros que entraban en la tienda. Un día quien entró fue un amigo que trabajaba en un hotel de Marbella. «Me dijo que con los idiomas que hablaba tendría en la Costa más futuro y ganaría más dinero». 

Y Pepe decidió dar el gran paso y le concertaron una entrevista en el Meliá Don Pepe de Marbella, en aquel entonces, 1969, «uno de los cinco hoteles de cinco estrellas que había en España». Como recuerda, «me dijeron que me darían 15 días de prueba y que, por si acaso, no me despidiera del trabajo que tenía, vaya que no me acoplara», sonríe.  

Con 18 años, entró a trabajar como ayudante de conserjería, «directamente en el mostrador, de cara al público». Y como anécdota, en los primeros tiempos nadie le enseñó el hotel, «así que no sabía cómo era una habitación». Es más, Pepe explica que, por entonces, cuando viajaba con sus padres «nos alojábamos en pensiones, así que nunca había estado en uno»

El joven Pepe Aguilar, en la conserjería del hotel de cinco estrellas Meliá Don Pepe de Marbella, donde comenzó su carrera profesional.

El joven Pepe Aguilar, en la conserjería del hotel de cinco estrellas Meliá Don Pepe de Marbella, donde comenzó su carrera profesional. / Archivo Pepe Aguilar

Y para más inri, en un hotel de lujo poblado por entonces «por condes, marquesas y vizcondes... y era la primera vez que oía esas palabras», comenta con una sonrisa. Fue allí donde conoció que también los compañeros del hotel debían llamarse entre ellos de usted. Aunque a la hora del protocolo, recuerda que se le presentó en el mostrador el entonces ministro de Información y Turismo Manuel Fraga. «No recuerdo qué le dije pero luego le pregunté a mi jefe cómo me debía dirigir a él: ¿Señor ministro?, ¿señor don Manuel Fraga?». Eso sí, el trato con tantas personalidades le enseñó «que todo el mundo es igual, con independencia del ámbito social en el que se mueva». 

Por cierto que, ya por entonces, cuenta que si le sucedía alguna anécdota curiosa, cuando concluía el servicio «la escribía en un papel para que no se me olvidara y poder contársela a mis padres». Ese fue el germen de sus libros. 

En el Meliá Don Pepe estuvo cuatro años, un periodo en el que pudo conocer al famoso fundador de la cadena, José Meliá, «un hombre muy sencillo, además de una persona muy valiente desde que empezó su andadura en los hoteles», remarca.

Tenerife y Torremolinos

Al cumplir 24 años fue destinado al Meliá Puerto de la Cruz, en Tenerife, un hotel de cuatro estrellas que abría sus puertas ese año 1973. Fue nombrado jefe de conserjes, con lo que en ese tiempo fue el más joven de la compañía en esa categoría. Poco antes de viajar a Canarias se había casado en La Línea con su novia de toda la vida, María Teresa Ríos. En Tenerife nacieron sus dos hijas, Noelia y Rocío.

Como jefe de conserjes en el Meliá Puerto de la Cruz, en Tenerife, en los años 70, con su equipo de recepción.

Como jefe de conserjes en el Meliá Puerto de la Cruz, en Tenerife, en los años 70, con su equipo de recepción. / Archivo Pepe Aguilar

A Pepe Aguilar se le humedecen los ojos con sólo recordar los 13 años que pasó en Tenerife. «La gente de allí es maravillosa, los amigos que tengo allí son familia», resalta. 

Y como siempre fue una persona inquieta, explica que en esos años puso en marcha una tienda de souvenirs y una agencia de viajes. Pero un día le avisaron de que desde Nueva York le llamaba el director de la cadena, José María Mateo. «Me dijo que tenía 48 horas para decidir si me iba al Meliá Costa del Sol de Torremolinos. En 24 horas lo decidimos porque así tenía cerca a mis suegros, mis padres y hermanos». 

Con su mujer, María Teresa y sus hijas Noelia y Rocío, en sus recientes bodas de oro.

Con su mujer, María Teresa y sus hijas Noelia y Rocío, en sus recientes bodas de oro. / Archivo del autor

En el Meliá Costa del Sol estuvo como jefe de conserjes hasta su jubilación. Allí tuvo como director a su querido y admirado Enrique Cibantos. Y a pesar de las sugerencias de su director, año tras año, no quiso promocionar en la escala profesional. La razón fue que, como explica, en Torremolinos comprobó que muchos clientes le preguntaban sobre compraventa de propiedades y finalmente, «decidí sacar el título de gestor inmobiliario y monté una inmobiliaria». En esos años empezaba a las 6 de la mañana y tras el trabajo en el hotel, «había días en que eran las 11 de la noche y estaba asesorando a clientes de la inmobiliaria».

Con la jubilación, a los 60, vendió el negocio y se puso a escribir. Hace unos días ha celebrado las bodas de oro con su mujer y tiene la satisfacción de que sus dos hijas, «sin que yo las influyera», han elegido trabajar en el sector hotelero. 

Junta de la Asociación Mayores Meliá Andalucía, el pasado enero.

Junta de la Asociación Mayores Meliá Andalucía, el pasado enero. / Alfonso Vazquez

Además, hace siete años creó con otros compañeros la Asociación Mayores Meliá Andalucía, que agrupa a más de 300 jubilados de la cadena de todo el abanico profesional, con sede en el Meliá Sol Príncipe de Torremolinos, un colectivo que organiza actividades y viajes todo el año. 

Y como sus compañeros no dejan de proporcionarle anécdotas, Pepe no descarta un cuarto libro sobre el apasionante mundo de los hoteles. Que se prepare el Récord Guinness.

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