Literatura

Revivir la música de Eduardo Ocón

Lola Clavero novela la vida del compositor malagueño Eduardo Ocón en ‘La cabeza a pájaros’ y culmina su trilogía sobre los creadores del XIX

Lola Clavero, ayer con su nueva novela, delante del antiguo Conservatorio María Cristina, creado gracias a Ocón.

Lola Clavero, ayer con su nueva novela, delante del antiguo Conservatorio María Cristina, creado gracias a Ocón. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Eduardo Ocón (1833-1901) escucha el canto de sus queridos pájaros desde la torre de la Catedral, donde pasa con su mujer alemana Ida Borchardt sus últimos años. Esas alturas serán el punto de partida para echar la vista atrás y recorrer una vida intensa dedicada casi por entero a la composición y la enseñanza musical. 

Este es el original planteamiento escogido por la escritora y profesora Lola Clavero en ‘La cabeza a pájaros’ (Anáfora), para novelar la vida y muchas obras de Eduardo Ocón, el discreto y callado compositor de Benamocarra, organista de la Catedral y el músico que hizo realidad el que Málaga contara con su primer conservatorio. 

La obra completa una trilogía de creadores en la Málaga del XIX que la autora ha realizado en solo cinco años, formada por ‘Invierno en el Paraíso’, centrada en los pintores; ‘Los olvidados’, que saca a relucir a los relegados de las letras y ahora esta novela sobre Ocón que, como las anteriores, también es un fresco histórico y social de la época. 

Como explica Lola Clavero, esta trilogía, que puede leerse por separado, nace de una visita al Museo de Málaga el 2 de enero de 2017: «Estaba ilusionadísima porque cuando llegué a vivir a Málaga el Museo de Bellas Artes estaba cerrado; cuando vi las pinturas de Bernardo Ferrándiz y el poema a su enemigo me encantó; no pensé en escribir una novela histórica hasta esa visita», destaca. 

Busto a Eduardo Ocón, junto a su auditorio en el Parque.

Busto a Eduardo Ocón, junto a su auditorio en el Parque. / A.V.

Al zambullirse en esa Málaga y en el caudal de fuentes históricas explica que «unos personajes me llevaron a otros». Y entre los amigos del pintor Ferrándiz se encontraba el personaje principal de esta novela, Eduardo Ocón Rivas, a juicio de la autora el músico de su tiempo «con una personalidad más redonda», además del que -a pesar de unos años de formación en París- entre los renombrados, más tiempo permaneció en Málaga, pues otro contemporáneo como Rafael Mitjana se dedicó a la diplomacia y pasó muchos años fuera.

Precisamente el malagueño Rafael Mitjana aparece en la novela colaborando con el músico catalán Felipe Pedrell en la confección de un Cancionero musical popular español publicado en 1922, en el que Ocón hizo una valiosa aportación con el trabajo del gran Cristóbal de Morales, que estuvo ligado a la Catedral de Málaga, «aunque Pedrell ni lo mencionó». Lola Clavero también recuerda que el músico malagueño ya publicó en Leipzig, muchas décadas antes que Pedrell, una temprana recopilación de cantos españoles. 

La escritora cuenta que, además de la profusión de datos y fuentes, pasó un tiempo en el pueblo natal del compositor para captar cómo Benamocarra es «un microclima» para una gran variedad de pájaros, al tiempo que recuerda que el hermano del compositor, el marinista Emilio Ocón, le pintó en las molduras del techo, en las habitaciones de la Catedral, unos pájaros. 

Cantos, trinos, sones de órgano y la vida musical en la Málaga del XIX en una novela que quiere dar a conocer la vida pero también la rica obra religiosa y profana del compositor malagueño. 

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