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Las personas disléxicas presentan alteraciones en las conexiones del cerebro

Un estudio realizado por la UMA, junto con la Universidad de Northumbria, permite conocer mejor el funcionamiento de este órgano y posibilita desarrollar pautas de evaluación temprana para aplicar medidas educativas

La dislexia afecta a la escritura y la lectura.

La dislexia afecta a la escritura y la lectura. / L. O.

L. O.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Málaga (UMA), en colaboración con la Northumbria University de Reino Unido, ha demostrado que las personas disléxicas procesan de forma diferente el lenguaje debido a que presentan alteraciones en las conexiones de distintas áreas del cerebro. Los resultados de este trabajo, que ha sido financiado por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta de Andalucía, permiten entender mejor los procesos que se producen y diagnosticar de forma más temprana este trastorno en edades en las que todavía no se ha desarrollado completamente el habla.

Este avance ha de permitir la aplicación de medidas educativas encaminadas a favorecer un correcto desarrollo del aprendizaje de las personas con dislexia, un trastorno que afecta a la capacidad de leer y escribir con fluidez.

La dislexia suele diagnosticarse a partir de que el niño comienza a dominar el lenguaje y se observa dificultad al reconocer palabras o comprender significados de lo que leen. Aunque existen numerosas estrategias educativas para apoyar una adecuada evolución en el progreso formativo, la detección precoz puede minorar estas necesidades específicas del aprendizaje si se aplican antes de que el niño consolide su conocimiento del lenguaje, cuando aún desarrolla la oralidad.

Los investigadores de la UMA, que han publicado su trabajo en la revista International Journal of Neural Systems, han diseñado un método para calcular la conectividad en el cerebro, basado en el análisis de causalidad de Granger, que examina las relaciones entre las señales en diferentes regiones y ayuda a identificar cómo interaccionan entre sí. El análisis de causalidad de Granger establece si un evento B es consecuencia de otro A o, lo que es lo mismo, si A es, o no, la causa de B. Una zona recibe un estímulo y ofrece una respuesta que, a su vez, puede influir en otra. Sin embargo, el de una persona disléxica presenta diferencias, de forma que la conectividad entre distintas áreas es mayor. Así, hay zonas que presentan influencia en otras, pero algunas de ellas no deberían intervenir. Cuando se produce un exceso en esas relaciones causa-efecto se produce un mal procesamiento del estímulo y, por tanto, la dificultad en la gestión del mensaje.

Las conclusiones apuntan que las diferencias se encuentran, sobre todo, con las bandas de frecuencia Theta y Gamma, relacionadas con dificultades en el procesamiento del lenguaje, la atención, la percepción y la comprensión de la escritura. Los expertos han realizado un mapa completo de las relaciones causa-efecto que se producen en el cerebro de una persona con dislexia, lo que permite determinar las anomalías existentes antes de que el niño se enfrente al desarrollo del lenguaje.

Los investigadores continúan sus trabajos para mejorar la técnica y plantean este mismo estudio con otras técnicas de procesamiento de la señal para afinar sus conclusiones y obtener una imagen más precisa sobre cómo funciona el cerebro en este marco.