Desarrollan un índice especial para determinar concentraciones de polen

Científicos de la Facultad de Ciencias de la UMA elaboran un nuevo índice a partir del uso del suelo y la dirección del viento

Gran parte de las alergias son debidas a especies herbáceas.

Gran parte de las alergias son debidas a especies herbáceas. / L.O.

Europa Press

Las concentraciones de polen están influenciadas por el sentido y la velocidad del viento, la temperatura y las precipitaciones entre otras condiciones meteorológicas, pero también están condicionadas por el uso del terreno. Así lo afirman investigadores de la Universidad de Málaga (UMA), que añaden que combinar el uso del suelo y el curso de las corrientes de aire en una sola variable permitiría estimar la contribución de las fuentes de emisión al polen aéreo detectado en el aire.

Según la Academia Europea de Alergia en Inmunología Clínica, el polen es una de las principales causas de la rinitis alérgica, conocida popularmente como alergia primaveral, y afecta a entre el 15% y el 40% de la población europea, sobre todo en la zona mediterránea. Gran parte de estas alergias son debidas a especies herbáceas, ya que su polen abunda en la atmósfera durante gran parte del año.

Entre ellas destacan los amarantos (Amaranthaceae), quenopodios (Chenopodiaceae), llantenes (Plantago), gramíneas (Poaceae), ortigas y parietarias (Urticaceae).

Estas especies suelen tener ciclos de vida cortos, y abundan en terrenos dedicados a unos usos de suelo concretos; por ejemplo, las ortigas y parietarias suelen crecer en grietas de muros, en edificios abandonados o descampados cercanos a las ciudades, mientras que algunas especies de gramíneas suelen crecer en bordes de terrenos cultivados o en terrenos agrícolas abandonados.

Por lo tanto, según sostienen los expertos, si se determina la abundancia de estos usos de suelo en las cercanías de una ciudad se puede estimar la cantidad de estas partículas que habrá en la atmósfera y, consecuentemente, el riesgo de alergias respiratorias.

Así, científicos de la Facultad de Ciencias de la UMA han desarrollado un nuevo índice que combina la información de los usos de suelo cercanos y sus cambios con la frecuencia y dirección de viento para estimar las concentraciones de polen detectadas en las ciudades.

El estudio se ha realizado con datos obtenidos desde la cubierta de la Facultad de Ciencias durante más de 30 años en el que adquieren especial relevancia estas dos variables para estimar la acumulación de estas partículas en el aire, ha indicado la UMA en un comunicado.

En concreto, este trabajo se ha llevado a cabo gracias a un captador que aspira aire a un flujo similar al que respira una persona en reposo. Ese aire contiene polen y otras partículas, y es conducido por una boquilla hasta una cinta impregnada con una sustancia adhesiva.

Al llegar a la cinta, impactan con ella y quedan adheridos. La cinta está montada en una especie de rodillo que va girando con un mecanismo de relojería. «Una vez en semana abrimos el aparato y cambiamos la cinta. Al llegar al laboratorio ponemos la cinta en una regleta y la vamos seccionando en tramos que corresponden con los diferentes días de la semana», ha explicado el profesor del Departamento de Botánica y Fisiología Vegetal Antonio Picornell.

Junto a Picornell, otros biólogos de la UMA que han participado en la investigación son Rocío Ruiz Mata, Marta Recio, Enrique de Gálvez y María del Mar Trigo, integrante del laboratorio de Palinología y Aerobiología. Además, se ha contado con la colaboración de los investigadores de la Universidad Complutense de Madrid y de la UCO, Jesús Rojo y José Oteros, respectivamente.