Política

Nuevo curso político: con un ojo en Málaga y otro en Madrid

La convulsa actualidad de la política nacional condicionará la vuelta a la normalidad de los partidos en la provincia malagueña, tras un verano marcado por las elecciones generales del 23J

Por lo pronto, la ‘nueva realidad’ derivada de las urnas evidencia que Málaga no permaneció ajena, ni siquiera en las elecciones municipales, al terreno recuperado por el bipartidismo. La ausencia de Ciudadanos, la dimensión malagueña que adquiera Sumar o el debut de Vox en el Ayuntamiento de la capital y la Diputación serán algunas de las novedades a tener en cuenta

Pedro Sánchez y Dani Pérez, en una imagen de archivo de un mitin del PSOE en Málaga.

Pedro Sánchez y Dani Pérez, en una imagen de archivo de un mitin del PSOE en Málaga. / Álex Zea

Cristóbal G. Montilla

Cristóbal G. Montilla

A día de hoy, el arranque del nuevo curso político es un estado de ánimo que obliga a sus portadores a tener un ojo puesto en Málaga y el otro en Madrid. La convulsa actualidad de la política nacional condicionará la vuelta a la normalidad de los partidos en la provincia malagueña, tras un verano marcado por las elecciones generales del 23J. En estas inciertas postrimerías estivales, y con un trance de investidura en el horizonte para deshojar la margarita ‘PP-PSOE’, la nueva visita a Málaga este sábado de Pedro Sánchez simboliza lo ‘globalizado’ que anda el pulso político local.

Eso sí, el inminente ‘regreso al cole’ de los representantes de unas y otras siglas destila a nivel local ciertos ingredientes ante los que se corroborarán las consecuencias políticas del reciente ciclo electoral. De un vía crucis de tres citas con las urnas -en poco más de un año- que podría verse reactivado si Alberto Núñez Feijóo o Pedro Sánchez no logran acceder a La Moncloa y se produce una repetición de los comicios en enero de 2024.

Por lo pronto, la ‘nueva realidad’ derivada de las urnas evidencia que Málaga no permaneció ajena, ni siquiera en las elecciones municipales, al terreno recuperado por el bipartidismo. La ausencia de Ciudadanos, la dimensión malagueña que adquiera Sumar o el debut de Vox en el Ayuntamiento de la capital y la Diputación serán algunas de las novedades a tener en cuenta.

El PP de Málaga celebra la victoria de Paco de la Torre el 28M

El PP de Málaga ganó las elecciones municipales en la provincia. / Álex Zea

Hegemonía inédita del PP

El PP de Málaga se mirará este nuevo curso político a un espejo recién estrenado, en el que se refleja la hegemonía inédita conquistada en las elecciones municipales del pasado 28 de mayo.

Por primera vez, la formación de centro-derecha es la que tiene más alcaldías en esta provincia. Ha subido desde los 31 ayuntamientos de la anterior legislatura a los 47 para este nuevo ejercicio de cuatro años. Los populares gobiernan, prácticamente, en la mitad de los 103 municipios malagueños. Y, para llegar a ese techo, han tenido que sumarle a su consolidado control de las ciudades de más de 20.000 habitantes la irrupción en pequeñas y medianas localidades que antes se le resistían. Por ejemplo, gozan de una pujanza que antaño era impensable en la Serranía de Ronda.

Eso sí, tendrán que dormir ‘con un ojo abierto’ en determinadas plazas en las que gobiernan en minoría. Es lo que les sucederá en ayuntamientos de la zona de Antequera como los de Archidona o Humilladero, tradicionales ‘feudos rojos’ en los que el PSOE y la izquierda sumarían y podrían plantear una moción de censura si liman viejas asperezas.

En cambio, tanto en el Ayuntamiento de Málaga como en la Diputación el PP ha recuperado el confortable colchón que siempre da una mayoría absoluta -unida a la imperante en la Junta de Andalucía- y se ahorrará la cuota de incertidumbre de sus anteriores pactos con Ciudadanos.

A día de hoy, los populares malagueños rezuman la satisfacción de haber rentabilizado una agresiva estrategia encaminada a recuperar el electorado de centro. De ahí la trilogía de holgados triunfos electorales -en las autonómicas, las municipales o las generales- con la que el PP malagueño se reivindica como la provincia andaluza que más escaños de su partido aporta en la cámara regional y en la nacional.

Ahora bien, la euforia instaurada por el ‘paseo’ en las urnas del 19J andaluz se ha visto empañada por la aritmética que han arrojado las elecciones generales del 23J. Las escasas posibilidades de que Alberto Núñez Feijóo sea investido este mismo mes como presidente del Gobierno ha frenado, de momento, una ilusión muy concreta del PP malagueño.

Se han congelado las expectativas con las que se aguardaba un regreso a La Moncloa que, de producirse, le daría bastante protagonismo en el Gobierno de España al expresidente del PP de Málaga y actual coordinador general en la madrileña calle Génova, Elías Bendodo.

Feijóo defiende su alternativa al "chantaje" aunque le lleve al no a su investidura

Feijóo afrontará su investidura, con pocas opciones, a finales de mes. / EFE

A nivel local, están también por ver las consecuencias que traerá la aplicación de la nueva limitación de cargos del PP que obligaría al presidente de la Diputación, Francisco Salado, o al recién elegido senador José Alberto Armijo, a dejar una de sus responsabilidades institucionales. La medida podría llevarlos a abandonar las respectivas alcaldías de Rincón de la Victoria y Nerja.

Balón de oxígeno socialista

El resultado global de las elecciones generales y el horizonte inmediato de la política nacional arrojan, sin ir más lejos, la coyuntura que ha calmado momentáneamente las aguas en el PSOE malagueño. A pesar de que perdió un diputado y dos senadores el 23J a nivel provincial, no se produjo el desplome en las urnas que trajeron tanto las elecciones andaluzas como las municipales. Y eso le ha aportado un balón de oxígeno al propio secretario general, Dani Pérez, en cuya dicotomía de líder orgánico y alcaldable capitalino conviven las heridas internas y los estragos de la pérdida de peso en el Consistorio malagueño.

Tanto en el Ayuntamiento de la capital como en la Diputación Provincial, el PSOE ha visto mermada su bancada y, al mismo tiempo, estará condenado a una dependencia sin concesiones de las mayorías absolutas populares. El panorama actual distará bastante del de la anterior legislatura. Ya no aflorarán aquellas dosis de ‘emoción’ que hacían acto de presencia cuando flaqueaban las alianzas del PP con Ciudadanos y la posterior órbita ‘no adscrita’.

Asimismo, los socialistas malagueños deberán hacer frente a una ‘nueva realidad’ que ha dejado en 37 alcaldías la cifra superior al medio centenar de varas de mando que defendía el pasado 28M. El PSOE ya no es, como de costumbre, el partido que más ayuntamientos controla en la provincia y esta carencia condicionará su rumbo. Un cambio en las maltrechas relaciones en determinados municipios con la izquierda liderada por IU podría servirle de arma arrojadiza para atenuar las parcelas de dominio que le ha arrebatado el PP.

Ahora mismo, el vigor recuperado por el liderazgo de Pedro Sánchez es la tabla a la que se aferra el pulso orgánico en la sede malagueña de la calle Fernán Núñez. No obstante, en la unidad que se pretende escenificar aún pesan las etiquetas que cuelgan sobre los ‘sanchistas’ y los ‘susanistas’. A su vez, se han acentuado las diferentes sensibilidades existentes en relación a la gestión que a nivel regional está llevando a cabo, como secretario general del PSOE andaluz, Juan Espadas.

Con este panorama flotando en el ambiente, se antoja como aún más determinante el hecho de que el partido progresista pueda conservar el Gobierno de España. De lo contrario, se vería frente a un monólogo institucional del PP que resucitaría a los fantasmas de la renovación, o incluso de la refundación, agitados a todos los niveles por el desenlace de los comicios locales del 28M. En este preciso instante, al movimiento con el que Pedro Sánchez convocó las elecciones generales se le debe un cambio de inercia, que ha mejorado los ánimos con los que deambulaban los socialistas tanto en Málaga como en el conjunto de Andalucía.

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