Sanidad

Celadores: el corazón olvidado de los hospitales

La principal reivindicación de los trabajadores de este ámbito sanitario es la falta de una formación específica para su puesto, ya que no está incluida como grado superior

Los celadores Juan Castro y Juan Manuel del Pino, del Hospital Materno Infantil.

Los celadores Juan Castro y Juan Manuel del Pino, del Hospital Materno Infantil. / L. O.

Carolina Vergara

Cuando uno piensa en un hospital y, más concretamente, en sus trabajadores, esenciales para el buen funcionamiento de la sanidad pública, le vienen a la cabeza doctores, enfermeros e incluso recepcionistas. Pero el corazón que mueve la actividad del hospital son los celadores, que se encargan de una labor a veces demasiado oscura, pero esencial, para el funcionamiento de estos centros. El pasado 5 de noviembre se celebró el Día Internacional del Celador, una jornada que ayuda a reconocer la importante labor de esos sanitarios que, a menudo, pasan desapercibidos y no reciben el reconocimiento que merecen.

Las labores del celador son muchas y muy variadas, como trasladar pacientes e instrumental, limpiar y retirar la basura de los cuartos o limpiar camillas. A menudo su trabajo es invisibilizado y comparado con otros puestos sanitarios, como si las labores de cuidado fuesen algo a medir cuantitativamente y se pudiesen clasificar de más a menos relevante.

Al hablar con celadores, la principal reivindicación que manifiestan los trabajadores de este sector es la falta de una formación específica para su puesto. No hay un grado superior ni nada más allá del temario requerido en las oposiciones, lo que en parte es una ventaja para personas con baja formación que quieran acceder a este puesto, para otras supone una degradación de su trabajo al ser de baja formación.

Modernización del puesto

Este problema deriva de otra aún mayor, la ausencia de una categoría profesional específica para los celadores, que se encuentran en un limbo entre los servicios y la sanidad. El Estatuto de los celadores no se ha modificado desde 1971, con todo lo que ello implica respecto a sueldo y categoría. «Se debería por lo menos impartir una formación interna cada cierto tiempo que comprendiese todas las ramas que debe conocer un celador, desde cómo tratar con los pacientes hasta la movilidad de estos» reclama el celador Juan Castro.

Esta falta de preparación les «degrada» a ojos de algunos compañeros sanitarios, según cuentan los propios celadores, pero eso no les quita de ser un elemento fundamental en los hospitales, como dice Juan Manuel del Pino, celador en el Materno Infantil, «somos como el corazón y el sistema circulatorio que bombea por todo el cuerpo, alimentamos todas las partes del hospital».

Y es que los celadores son de los pocos profesionales sanitarios que pueden encontrarse en todos los puntos de un hospital, «desde un quirófano hasta en tareas administrativas».

Pero todas estas trabas no frenan al celador de ser una figura esencial para el bienestar de los pacientes. Más allá de formaciones académicas, el celador debe ser ante todo humano. Están presentes en todas las etapas de una estancia en el hospital, «desde que entran por la puerta de acceso lo que se encuentran siempre es un celador dispuesto a ayudarte y guiarte», asegura Del Pino.

Remedios Rodríguez es celadora en el Hospital Regional. | L.O.

Remedios Rodríguez es celadora en el Hospital Regional. | L.O. / carolina vergara. málaga

Trato directo

Es esta misma humanidad con el paciente lo que los hace indispensables, ya que ayudan muchas veces a calmar sus miedos. «El celador trata con el paciente que está en una debilidad total. Y cuando alguien te trae, te lleva, te habla y te transmite esa calma, para cuando llegas al médico ya estás más tranquilo», nos cuenta Remedios Rodríguez, celadora en el Hospital Regional de Málaga.

A Remedios no le preocupa que su puesto esté infravalorado, nos asegura que ella no lo siente así, y que el verdadero reconocimiento se lo dan los pacientes: "El paciente descansa mucho en el celador, nos ve como alguien en quien se puede apoyar, con quien puede hablar, y ellos sí son muy agradecidos. No salir en televisión o en los periódicos o no ser reconocidos no significa nada, el reconocimiento se ve en el día a día".

Si debemos entender algo de la profesión de celador es que, como dice Juan Manuel del Pino: «si los celadores se paran, los hospitales se paran».