Apenas se había consumido medio caluroso día de principios de junio cuando el malaguismo sufrió un auténtico revolcón, de esos que sacuden los cimientos de arriba a abajo y que ponen en estado de solfa cualquier paso, por muy firme que parezca. Moayad Shatat, vicepresidente del Málaga CF, mano derecha del jeque Al-Thani en el seno del club y hombre clave en la transición que ha vivido la entidad en los últimos años para dejar atrás sus problemas financieros, presentaba su dimisión irrevocable. Un adiós inesperado del que aún pasarán días y semanas para calcular y cuantificar sus consecuencias en la entidad de Martiricos.

La noticia, adelantada por segundos por Radio Marca Málaga, llegó por sorpresa al malaguismo e incluso a parte del seno del club. Los medios de comunicación, congregados en las instalaciones de La Rosaleda en una jornada de convivencia con empleados, recogieron de primera mano las consecuencias de una «bomba» que sorprendía incluso en las entrañas de la entidad.

Moayad Shatat acababa de presentar su renuncia, su adiós como vicepresidente del Málaga CF y como integrante de NAS Group. El hombre que estaba en la sombra pero hacía de hilo conductor entre Vicente Casado y Mario Husillos y el jeque Al-Thani abandonaba la nave desatando una catarata de reacciones que tendrán consecuencias en el futuro.

Su posición en el club lo ocupará ahora Nasser Bin Abdullah Al Thani, hijo del propietario del Málaga CF, el jeque Al-Thani. El cargo de Nasser no es nuevo, ya que en diciembre, en la última junta general de accionistas, el consejo de administración aprobó el nombramiento de Nasser como vicepresidente de la entidad en detrimento de Abdullah Ghubn, además de ya ser consejero delegado. Incluso Nayef Al-Thani, otro de los hijos del dirigente, fue nombrado también como consejero.

Ese era el principio del fin para Moayad Shatat, que comenzaba a comprender que su camino en el Málaga CF estaba comenzando a escribir sus últimas páginas para que la figura de Nasser tomara más fuerza. El joven catarí ya estaba tomando parte en el día a día del club e incluso comenzó a desplazarse en algunos viajes con la plantilla. Todo con la tranquilidad del paso más evidente.

Sin embargo, las diferencias entre el jeque Al-Thani y Moayad Shatat también se han hecho notar en los últimos caminos que ha recorrido el club. En el proceso de cambio que quiere vivir la entidad de Martiricos en busca de inversores externos o una posible venta, Al-Thani sigue sin contemplarlo.

Shatat, que incluso habría tomado parte en algunas negociaciones para buscar este tipo de operaciones -pese a que con la llegada de una nueva propiedad podría haberse quedado fuera-, habría encontrado la negativa del jeque, lo que habría acelerado su dimisión. Una dimisión, según apuntan fuentes del club, que no ha sido ni precipitada ni prematura e incluso que se venía barruntando en la sombra desde hace tiempo.

Shatat se despidió del malaguismo sin hacer ruido, con la temporada concluida y con una carta abierta emitida por el club en sus canales habituales. El dirigente jordano, tras tres años en el club, aseguró que «ha sido muy difícil tomar esta decisión», que se ha «entregado en cuerpo y alma al Málaga respetándolo hasta el último día, por encima de cualquier motivación o interés personal». Shatat ya es historia blanquiazul.