Ni el inevitable paso del tiempo ni la actual difícil situación que vive el Málaga CF, con pie y medio en Segunda División. Nada ni nadie ha podido cerrar la herida de Dortmund en el malaguismo y los sentimientos siguen asaltando a la afición cuando se nombra a alguno de los «secuaces» de aquella noche fatídica de abril de 2013 en el Westfalenstadion, donde el fútbol y la UEFA se cobraron a una víctima que no olvida las consecuencias del duro golpe.

Hoy se cumple un lustro del robo en tierras germanas. Este 9 de abril se sigue llorando, en el quinto aniversario, por lo que pudo ser y no fue. Las lágrimas, aunque secas, no han sido borradas en una afición que ni olvida ni perdona. En uno de los fallos arbitrales más clamorosos que se recuerdan en el mundo del fútbol, el conjunto entonces dirigido por Manuel Pellegrini fue apeado de las semifinales de la Liga de Campeones cuando ya elegía en su imaginación el rival de la siguiente ronda.

Fue en cuatro duros minutos, lo que duró la prolongación. Lo que tardaron Reus y Santana -en un clarísimo y flagrante fuera de juego- en darle la vuelta al 1-2 que campeaba en el marcador cuando el tiempo oficial ya se había cumplido gracias a los goles de Joaquín (26') y Eliseu (82').

La historia de la película y el fatídico final ya la conocen y no hace falta rememorarla. Pero hoy, para muchos, tras cinco años y después de haber madurado aquel momento, mucha de la rabia contenida se ha transformado en orgullo. El tiempo pone a cada uno en su sitio y de aquel bonito sueño que fue llegar hasta cuartos sólo quedan los recuerdos. El Málaga, hasta hace pocos días, seguía sintiendo el orgullo de ser el único equipo andaluz en lograr alcanzar los cuartos de final de la máxima competición continental.

El Málaga, en cinco años, ha cambiado como la noche al día. De ese equipo ya quedan pocos, miembros del cuerpo técnico y algún futbolista como Manuel Iturra, que vivió en primera persona el escarnio desde la grada al estar sancionado. El chileno, que se ha encontrado un Málaga a su regreso muy diferente al que dejó, siempre ha asegurado que lo vivido en tierras alemanas en esa noche fatídica es uno de los peores recuerdos que tiene como futbolista.

De aquel Málaga ya queda poco en el actual. El mismo presidente, pero sin las mismas ganas de invertir. Quizás ya no queden las grandes estrellas, ni los focos de toda Europa apuntando, pero sí una afición que sigue siendo de Champions, como aquella noche inolvidable en la que Europa entera se enfundó la blanquiazul.