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Crónica

No nos representan

De nuevo indigna imagen del Málaga CF, que sale ridiculizado y pisoteado en su última visita de la temporada

LaLiga | Espanyol - Málaga CF

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Así, no. No se mancha una camiseta, no se pisotea un escudo ni se insulta a una afición de esta manera. Con esa desidia, con esa dejadez y con una imagen tan vergonzante no habrá perdón para los malvados, para los que han descendido a este equipo en la peor temporada del Málaga CF de todos los tiempos y que ahora lloran por las esquinas tuiteras como si fueran las víctimas de este desaguisado. No, estos jugadores no nos representan, no defienden unos valores que ha enarbolado el Málaga CF a lo largo de su historia y no son dignos de vestir los colores blanquiazules por los campos de España. Es evidente que este equipo ya dejó hace mucho tiempo de ser un equipo de Primera, pero en las últimas semanas ha dejado de sentir y de latir como un conjunto profesional, de ser honestos con ellos mismos.

El partido del Málaga CF en Cornellá-El Prat es la peor representación posible de todo lo que está sucediendo en el club. Es la dejadez llevada al extremo, es el sinsentido tomado cuerpo una vez más. Porque si horroroso fue el partido del domingo pasado en casa contra el Alavés rodeado de niños, el de ayer en tierras catalanas no le fue a la zaga. Y lo fue con una falta de intensidad impropia del profesionalismo, además de una evidente ausencia de calidad ya mostrada a lo largo de este calvario de curso. Muchos de los que ayer jugaron y vistieron la camiseta blanquiazul lo hicieron con la cabeza ya lejos de Málaga, visualizando sus vacaciones, su regreso a su club de procedencia o pensando en una salida rápida y poco dolorosa. Pero ese mensaje cala. Esa imagen se percibe, ya sea en el campo o a través de las cámaras. Y los culpables quedan retratados y señalados.

Habría que decir que el que no quiera seguir, que adiós, que se eche a un lado y que ¿gracias? por los servicios prestados. Pero lo cierto es que ese mensaje también llega tarde. Porque el daño, tremendo, ya está hecho. Y cuando pensábamos que no se podía caer más bajo de ser colista y de irse a Segunda División, llega un Málaga CF que se arrastra por el campo y que ofrece una imagen indigna de un club señor.

Evidentemente no todos entran en el saco, pero la mayoría de jugadores quedan retratados, para ahora y también para la posteridad. Porque aquí en Málaga el balón seguirá rodando, aunque sea en Segunda División y aunque se midan ante el Reus o el Torredonjimeno. El malaguismo ha venido de Garrucha no hace tampoco demasiado. Ha sabido convivir en el infierno y no por casualidad le llamaban el equipo «ascensor». Pero hay maneras y maneras de descender. Y ésta, desde luego, no es la más digna ni la que se merece su historia.

Lo peor de todo es que sabíamos que esto podía pasar, que este equipo con los mismos mimbres de toda la temporada podía dar esta imagen deplorable. Porque el club está hecho unos zorros, con el presidente en su mundo desde hace tiempo, con el director deportivo con pie y medio fuera, con los jugadores acomodados en una burbuja, con un técnico sin criterio para el futuro, sin un director general que meta en cintura al respetable, con una prensa «pachorra» y con una afición benevolente en plena guerra civil que sólo ha pataleado hasta la fecha por Twitter y las dos últimas semanas en La Rosaleda, con el descenso ya consumado.

Por eso ahora, pocos lamentos y más soluciones entre todos. Más levantar la cabeza y mirar al futuro para volver a la elite cuanto antes. Porque la caída no tiene visos de tener freno si no se pone remedio. Y si no es Al-Thani, alguien tendrá que actuar.

Del partido, todo y nada que analizar. Sobre todo porque a la media hora ya estaba el pescado vendido, aunque olía a podrido. El Málaga CF no compareció hasta la segunda parte. Y tampoco ahí es que hiciera un partido bueno, sólo lo mínimo exigible.

Pero la blandeza y la dejadez con la que saltaron al campo los malaguistas duele. Y por eso no tardaron en llegar los goles. Hasta tres, uno detrás de otro y a cual más ridículo y surrealista, propiciado evidentemente por la nulidad futbolística. Sin actitud ni aptitud no se puede ser profesional.

Gerard Moreno marcó el primero (8´) en un pésimo movimiento defensivo lanzando el fuera de juego y sin achicar al pasador. Sergio García macó el segundo en el 27´ desde el suelo, dejando en la foto a Rosales y a Prieto. Y Baptistao marcó el tercero en el 30´ después de salir por los aires Luis Hernández en un choque con Sergio García. Llegaban como aviones y ni faltas ni tarjetas ni nada para pararlos. Alfombra roja.

Adrián marcó de penalti antes del descanso (39´), pero la sensación era de un partido de solteros contra casados.

Algo debió decirles en vestuarios José González en el intermedio porque salieron más intensos, algo más dignos. Quizá al técnico gaditano se le olvidó arengarlos en la previa, recordarles que ya le habían pintado la cara hace justo una semana y que este club y esta afición no se merecen que los maltraten más. Pero no, el míster sigue erre que erre con los mismos jugadores que han llevado al descalabro al equipo. La ecuación, por lo tanto, invitaba a que el resultado fuera el mismo.

Al menos la buena noticia fue el debut del canterano Alberto López, que aunque no fue en las mejores condiciones, ya ha dejado su huella para la posteridad. Llegarán tiempos mejores para él.

La peor imagen, sin embargo, fue la de Rosales provocando una amarilla. El capitán se borró del último partido en La Rosaleda, del último encuentro donde seguramente le volverían a pedir responsabilidades. Fue tan clara y llamativa su tarjeta que no hay lugar a dudas. Eso sí, completó su actuación con un penalti sobre Piatti para que el propio argentino hiciera el cuarto y definitivo.

El Málaga CF cierra sus visitas por Primera esta temporada con un balance de una victoria, dos empates y 16 derrotas. Ahora el calvario llega a su fin. Sólo queda una estación más de penitencia, que será el próximo fin de semana ante el Getafe, en casa. Pero visto lo visto, con pocas esperanzas para ver algo positivo. Lo único bueno es que esto se acaba ya.

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