El Málaga CF tiene que adaptarse a su nueva realidad económica en pocas semanas y no lo tendrá nada fácil. La no consecución del ascenso lastrará enormemente la capacidad financiera del club blanquiazul, que deberá aligerar al máximo la masa salarial de su plantilla antes de poder incorporar jugadores al nuevo proyecto.

El tope salarial impuesto por LaLiga a los clubes será la mayor complicación que tenga el club de Martiricos a la hora de confeccionar su nueva plantilla. El presupuesto, ya sin ninguna ayuda por el descenso, se reducirá considerablemente -pasará a ser más o menos la mitad- y traerá consigo un límite en los sueldos destinados al equipo mucho mayor, por lo que el primer paso será dar salida a las fichas más altas y sumar a ello ingresos por el traspaso de sus mayores activos actuales.

En estos momentos, el cuadro albiazul cuenta en su plantilla con algunos sueldos «de Primera» que son imposibles de asumir de cara a la próxima campaña. Empezando por los cedidos este año a otros equipos, desde los despachos de Martiricos deben buscar de nuevo acomodo, bien en forma de cesión o de una venta satisfactoria, a jugadores como Jony, Michael Santos, Rosales, Keko, Juanpi, Cecchini, Rolón... Es imposible que el Málaga pueda pagar sus salarios actuales, desorbitados para la Segunda División. Algunos de ellos tienen cláusulas en sus contratos por las que podrían salir cedidos a equipos de mayor categoría que asumieran su ficha, pero lo ideal sería buscar algún traspaso beneficioso. Algo complicado por la situación contractual de muchos de ellos y la situación deportiva del equipo.

A partir de ahí, los dirigentes blanquiazules tienen que liberar en torno a 10 -12 millones de euros de la plantilla actual para poder empezar a mover ficha. Parte de ese montante económico se lograría con la marcha de cedidos con ficha alta como los casos de Blanco Leschuk o N'Diaye (difícil que siga pese a tener firmado otro año de cesión), pero no será suficiente y el club costasoleño deberá desprenderse de otros jugadores en propiedad con sueldos elevados para la categoría. Ahí, los nombres que suenan con más fuerza para saltar del barco son Luis Hernández, con ofertas de Primera División, y Fede Ricca.

El caso del uruguayo es especial, ya que acaba contrato en junio de 2020 y tiene la posibilidad de salir hacia un equipo de Primera al permanecer el Málaga CF en Segunda. Para evitar que dentro de un año se marche gratis, la entidad puede optar por repetir la «operación Rosales» y renovarlo para después cederlo. No se puede olvidar tampoco el caso de Miguel Torres, con una ficha de las más altas de la plantilla y con un año más de contrato. Resolver su situación también daría margen de maniobra a los rectores de Martiricos.

Ingresos por la venta de activos

La venta de algunos jugadores con cartel aumentaría los ingresos de cara a la próxima campaña y solucionaría buena parte de este entuerto. Sobre la mesa está la posible venta de Jony a la Lazio, poder sacar algo de tajada por Luis Hernández y lo que ahora mismo nadie quiere pero que llegados a un punto insalvable el club se vería obligado a aceptar: la venta de Javier Ontiveros.

El marbellí es ahora mismo el ídolo de la afición y su marcha sería una puñalada para una grada que lo ve como la estrella del proyecto para la próxima campaña, pero bien es cierto que si la situación económica no mejora por otras vías, la venta del canterano por una cifra cercana a su cláusula de rescisión resolvería parte la papeleta. En el club son conscientes de que nadie abonará los 10 millones de cláusula, pero sí una cifra cercana si el jugador quisiera marcharse.

Y todo esto, claro está, mientras se resuelve el litigio entre los Al-Thani y Bluebay por hacerse con el control del club. Queda por delante un verano de aúpa.